La nueva ley de Trump promete cambiar el cine en Hollywood y aislar el progreso.
¿Se acuerdan cuando parecía que todas las películas estaban situadas en Nueva York? No importa que fuera una comedia romántica, una épica de acción o un thriller, todos estos largometrajes se concentrarían en la Gran Manzana. Pero poco a poco, afortunadamente, la industria ha diversificado sus locaciones, pasando a Londres, París y otras grandes ciudades para relatar otro tipo de historias con distintos contextos. Por supuesto, Donald Trump, con su discurso nacionalista, quiere acabar con ello. A través de su cuenta de Truth, el presidente estadounidense pretende poner una tarifa del 100% a películas hechas en el extranjero si quieren exhibirse en Estados Unidos. Esto con el fin de que se haga realmente más cine en Hollywood, porque según el mandatario la industria del cine en Los Ángeles está muriendo, y filmar en otros países está esparciendo propaganda en contra de los valores americanos.
La ley es confusa, porque no se sabe realmente qué es una producción extranjera y cómo se categoriza. Además, si de por sí ya es difícil hacer cine, ahora imagínense con estas tarifas.
Ahora, el motivo detrás de la ley es conservar el talento de Estados Unidos en su país, incentivando que se usen locaciones internas en lugar de viajar. Pero aún no queda claro qué repercusiones habrá con producciones totalmente extranjeras, basado en esta nueva ley. Si la exhibición de cine extranjero está en peligro, ahora sí entraremos en el completo desagüe.
Al parecer, Trump busca un país donde todos sus bienes y servicios sean producidos en Estados Unidos, incluido su entretenimiento. Sin embargo, el mundo se ha enriquecido gracias a la diversidad de locaciones en pantalla. El cine de este modo se convierte en realmente una ventana de empatía hacia un punto de vista externo al nuestro. Si entra en moción la tarifa, estos valores cinematográficos serán reemplazados por un nacionalismo absurdo. Quiera o no, Estados Unidos es lo que es por sus migrantes. Y esta confusa y rebuscada ley es otra forma de impedir el progreso y de aislar a una potencia mundial. ¿A qué costo?
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