Por Sabina Berman
El debate Zedillo vs @ClaudiaSheinbaum no es ocioso si se centra en el modelo económico de cada cual.
Centrado ahí, esclarece nuestra historia reciente.
Casi a mi pesar, este martes me puse a garabatear estas notas generales sobre ello. Será porque también este debate contiene el contexto de mi vida en México –y probablemente la del lector, la lectora, de estas notas.
El presidente Ernesto Zedillo, a través del FOBAPROA, convirtió la deuda privada de los banqueros del país en deuda pública y para poder pagarla el gobierno recortó el gasto social y congeló los salarios.
Los salarios se congelaron al tiempo que perdieron el 75% de poder adquisitivo.
Así, mientras los bancos eran rescatados, los trabajadores fueron condenados a empleos muy, muy precarios.
Para colmo el crédito se volvió estrafalariamente caro en México. El resultado fue que el mercado interno se contrajo. Eso mientras la apertura de México a la globalización (el gran sueño de Zedillo) esfumó a las empresas medianas.
Ahí se inserta la suerte de mi familia: la fábrica de tornillos de mi padre, líder hasta entonces nacional, se esfumó por los embates de la política económica de Zedillo.
Los pocos – los muy pocos: los muy ricos – ganaron con Zedillo. Los demás padecieron mucho.
La práctica actual de los gobiernos de Izquierda es directamente la inversa.
Se aumentó dramáticamente el cobro de impuestos y el gobierno riega con ese dinero a la población más pobre vía las ayudas sociales, mientras los salarios crecieron del 2018 a hoy 30% y el salario mínimo creció 120%.
El resultado ha sido hasta hoy afortunado: ha crecido el mercado interno; y aún si las cifras de la macro-economía no han crecido, sí ha crecido de forma dramática la cantidad de alimento en las mesas de los trabajadores y las clases medias.
He ahí la diferencia entre neoliberales y zurdos: para los primeros la macro-economía es lo primero, para los segundos las mesas donde la gente come.
Por eso Zedillo entra hoy al ruedo a debatir con la presidenta de Izquierda.
Si el modelo de ella continúa adelante bien, Zedillo tiene asegurado un lugar entre los villanos de la Historia. Solo si va mal o deriva en una dictadura, Zedillo se salva.
Que sea una dictadura, que le vaya mal, eso rezan por las noches nuestros neoliberales.
Si les fue del carajo en nuestros gobiernos, pero eran libres.
Venga a nos la dictadura.
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