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Estamos a 37 días de que se celebre el primer proceso electoral federal extraordinario que derivará en la renovación del Poder Judicial. En este primer ejercicio (el segundo se realizará en 2027) estarán en disputa 881 cargos judiciales: Nueve ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), dos magistraturas de la Sala Superior del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF), 15 magistraturas de las Salas Regionales del TEPJF, cinco magistraturas del Tribunal de Disciplina Judicial, 464 magistraturas de circuito y 386 jueces de distrito. Y, como si se tratara de una olla de tamales, hay de todo: de chile, de mole y de manteca. Y es por esta circunstancia que el electorado debe poner muchísimo cuidado a quien le obsequia su voto, pues lo que está en juego es nada menos que el entramado y el andamiaje de la administración y la procuración de justicia en nuestro país.

Como ya habrán notado, hay candidatos y candidatas que desde hace varios meses ya están haciendo campaña por todo el país, valiéndoles un soberano sorbete las reglas y los principios de equidad de la contienda. Se sienten apoyados y protegidos desde Palacio Nacional y el Instituto Nacional Electoral (INE), como es el caso de las ministras obradoristas Yasmín Esquivel, Loretta Ortiz y Lenia Batres, cuando lo cierto es que ni siquiera debieron permitirles participar en este proceso. Sin embargo, hay nombres y perfiles a los que vale mucho la pena echarles un ojo, sobre todo porque poco a poco se han posicionado gracias a su trayectoria y propuestas.

Los dos lados de la moneda son interesantes: Tenemos candidatos que están haciendo de todo para subir sus bonos, desde clips vergonzosos en redes sociales hasta promesas imposibles de cumplir porque simplemente no están al alcance de sus facultades. También hay aspirantes cuya preparación y méritos profesionales les permite legitimar este proceso, volviéndolo sumamente interesante, más allá de que cuenten o no con la aprobación del oficialismo.Y aunque se trata de una carrera en donde no ha habido piso parejo, porque varios han echado mano de herramientas de publicidad y financiamiento para sus campañas nada claros, la pregunta es simple: ¿Quién sí y quién no tiene el nivel, la capacidad y la estatura para pertenecer al Poder Judicial y brindarle protección a todos los mexicanos más allá de siglas, colores, filias y fobias?

Por el lado de las mujeres hay que prestarle atención a la maestra Marisela Morales Ibañez, quien fuera titular de la Procuraduría General de la República (PGR) durante el sexenio de Felipe Calderón. En semanas recientes su nombre ha ido escalando en las encuestas y eso se debe a que, les guste o no, es un perfil profesionista que conoce a profundidad el Poder Judicial, pues trabajó desde sus entrañas durante más de dos décadas y éste, sin duda, será un factor de peso para que el elector potencial la considere una candidata experimentada y confiable.

Con respecto a los varones está Eduardo Santillán Pérez, cuya hoja de vuelo lo hace merecedor a una posición en la SCJN, pues cuenta con una larga trayectoria en la vida pública de la Ciudad de México, donde se desempeñó como edil (en la alcaldía Álvaro Obregón) y también ha sido diputado federal. Además, es licenciado por la Facultad de Derecho de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y ha impartido clases de Derecho Parlamentario, Sistemas Políticos Contemporáneos y Poder Ejecutivo.

 

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