Tras años de investigación de campo y establecido desde 2006 con su empresa Garden Factory, José Guillermo Reyes Hernández, presidente de la Asociación Mexicana de Pasto Sintético e Infraestructura Deportiva, asegura que México enfrenta un problema ante la nula regulación para el uso de estas superficies, que ha permitido que cualquier empresa hoy se dedique a este rubro, sin existir lineamientos de calidad.
Enfocados en el deporte más popular del país, el futbol no tiene restricciones actuales para el uso de pasto natural o sintético en las canchas profesionales, mientras cumpla con las dimensiones de largo y ancho, salvo una especificación de un corte de dos a tres centímetros de alto.
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A la fecha solo Tijuana juega con un campo de pasto artificial y aunque su participación en primera división se dio desde 2011, fue hasta 2018 que el equipo buscó una aprobación de FIFA para su cancha sintética y apenas en 2024 ya integró la última generación de esta superficie, aprobada por el órgano rector del futbol mundial.
Foto: Daniel Paulino | 10 años es el promedio de duración que puede alcanzar un pasto sintético pensando en el deporte de alto rendimiento, según análisis actuales de Garden Factory
Problemática ignorada
Reyes Hernández señaló que el problema radica en la falta de una construcción adecuada, que debe partir de una obra civil bien definida, no solo en aplanar el terreno y colocar pasto sintético. También influye el uso correcto de fibras, bases, puntadas y galgas, que afectan el bote del balón y las zancadas de los jugadores.
“Se ha optado por bajar los costos de producción, pero como consecuencia se baja la calidad y los procesos de colocación de esta tecnología. El caucho que aún se ve en el país, en Europa ya está prohibido”, aseguró al comparar que hoy en occidente y con el ejemplo de la FIFA, dicho organismo analiza en laboratorios el pasto sintético que se pretende colocar en los estadios y se debe obtener una aprobación de calidad oficial.
En 17 años con su empresa, Guillermo ha trabajado con el sector público y privado en proyectos como campos de entrenamiento y municipales, incluso con presencia en Houston, Texas, donde tampoco hay regulación al respecto. Aun así, ligas como la NFL defienden el pasto sintético, y algunos estudios no muestran diferencias claras en lesiones sin contacto frente a canchas naturales.
Apoyado por el senador Juan Carlos Ramírez Marín del Partido Verde Ecologista de México, el ingeniero ha logrado colocar una iniciativa de ley en la agenda legislativa para que se haga un reglamento al respecto. “Queremos que a partir de ahí se identifiquen a las empresas que pueden cubrir tales obligaciones. No buscamos controlar el mercado, pero sí ayudar al Estado a que los interesados en esto hagan productos de calidad”.