Jorge Mario Bergoglio, el Papa Francisco, primer pontífice latinoamericano y jesuita de la historia, falleció este 21 de abril de 2025 a los 88 años en su residencia de la Casa Santa Marta, alrededor de las 7:35 horas, según informó el Vaticano.
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Su estado de salud, ya frágil por antecedentes como una cirugía de pulmón en su juventud y una gangrena en la vesícula que casi le costó la vida en 1980, se deterioró rápidamente en las últimas semanas, llevando a la cancelación de su agenda y a una hospitalización prolongada.
El Vaticano confirmó su deceso en un comunicado oficial, publicado a través de su cuenta de Telegram, donde destacó que “el obispo de Roma ha vuelto a la casa del padre, su vida entera ha estado dedicada servicio del Señor y de su Iglesia y nos ha enseñado el valor del evangelio con fidelidad, valor y amor universal y en manera particular a favor de los más pobres y marginados”.
Un antes y un después
Nacido el 17 de diciembre de 1936 en Buenos Aires, Argentina, Bergoglio fue hijo de Mario José Bergoglio, un contador italiano, y Regina María Sívori, ama de casa. Se ordenó sacerdote el 13 de diciembre de 1969 y, en 1992, fue nombrado obispo auxiliar de Buenos Aires por Juan Pablo II. Su dedicación al servicio de los pobres y su trabajo en justicia social le otorgaron el apodo de “el Obispo de los pobres”. En 1998, Bergoglio asumió como arzobispo de Buenos Aires.
El 13 de marzo de 2013, fue elegido Papa, convirtiéndose en el primer pontífice latinoamericano, jesuita y no europeo desde el siglo VIII. Adoptó el nombre de Francisco, en homenaje a San Francisco de Asís. A lo largo de su papado, promovió reformas en la curia romana, la economía y el derecho canónico, y destacó por su defensa de los derechos de los pobres, su enfoque ecologista y su llamado al diálogo interreligioso. Publicó encíclicas importantes como Lumen fidei, Laudato si’ y Fratelli tutti, y promovió el Jubileo Ordinario de 2025.
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Bajo su liderazgo, la Iglesia adoptó una postura más accesible y abierta, con un énfasis en la cercanía con los fieles. Residió en la Casa de Santa Marta, evitando las ostentaciones del Palacio Apostólico. Además, canonizó a figuras destacadas como Teresa de Calcuta y continuó impulsando una Iglesia al servicio de los más necesitados. Su lema papal, “Miserando atque eligendo“, refleja su enfoque en la misericordia y la inclusión.
El Papa Francisco deja un legado de transformación en la Iglesia, con énfasis en la justicia social, la pobreza y la fraternidad, que perdurará en la memoria colectiva.