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José de Jesús López Romero, maestro en administración del turismo, es un amante de la música que ha convertido los conciertos en su pasión más grande.

A sus casi 40 años ha dejado de contar a cuántos de estos ha asistido pero estima que puede ser una cifra de tres ceros.

Para Jesús no solo se trata de asistir a los conciertos, en 2001 con el grupo Papa Roach experimentó su primera barricada y desde ese momento hasta la fecha, es su lugar predilecto para disfrutar de éstos. 

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Estar en la barricada se refiere a estar frente al mar de fans que asisten a un concierto, exactamente en la línea que divide a estos de los artistas, desde aquí la interacción con los músicos es mucho más directa, tanto que en ocasiones los artistas han bajado a cantar a su lado.

Aprender a estar en la barricada no es sencillo. En su primera vez terminó físicamente destrozado, al grado de desvanecerse una vez que terminó el concierto. Por ello, Jesús ha desarrollado un método de preparación a base de prueba y error que le permite estar listo para disfrutar estos momentos.

Foto: Especial | El Hombre barricada

Adversidades en conciertos

Esta preparación no solo es física, también hay que contemplar los factores climáticos, anticiparse al calor para estar bien hidratado o para los diluvios con un impermeable, todo  con tal de mantener su preciado lugar en la barricada, que por cierto, para conseguirlo a veces lo lleva a plantarse desde muy temprano en las puertas de los auditorios para ser de los primeros en ingresar a los conciertos.

Entre las proezas que ha llevado a cabo Jesús en el disfrute de su pasión está, por ejemplo, asistir a los ocho conciertos de Rammstein en 2008, y estar en siete de ellos en la barricada.

De igual forma, siguió a Coldplay por toda la República, durante su gira en 2022 en donde tuvo la oportunidad de subir al escenario para presentar a la banda justo antes de iniciar el concierto.

“La música ha sido un bálsamo para sanarme”, comenta Jesús al narrar cómo estos eventos musicales le ayudaron a afrontar la discapacidad visual con la que convive desde muy temprana edad. “Enfrentarme a los mares de personas que asisten a los conciertos, al frío cuando llueve, al  calor, al hambre, a todas estas adversidades, me ha dado seguridad en mí mismo”.

“Mi vida es la música”, el sueño para Jesús es poder seguir con este estilo de vida hasta el final de sus días, no descarta trabajar para alguna de las organizaciones que se dedique a la realización de dichos eventos para así poder estar presente siempre que pueda en estos escenarios.

 

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