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Amenazas Rescate

Es curioso como lo que tiene que ver con las mujeres se ha transformado mucho y al mismo tiempo, casi no ha cambiado nada.

Para cuando escribo esto, ya pasaron 48 horas de la marcha del 8M, donde más de 200 mil mujeres tomaron las calles y gritaron consignas.

Las mujeres llenaron Reforma y el Zócalo con consignas para pelear por sus derechos a decidir sobre su cuerpo, para protestar por las muertas por feminicidios, para pelear por una paridad salarial, por labores de cuidado equitativas, la lista sigue. Y las consignas también son muy similares a las de hace 5 años y casi idénticas a las de 2021 y las del año siguiente y de los años que siguieron después.

Salvo algunas cosas que tienen que ver con ocupar puestos de decisión, la situación de las mujeres ha cambiado, pero no se ha transformado radicalmente. Seguimos peleando los mismos derechos (a decidir, a la paridad laboral, a gozar de derechos reproductivos) y seguimos tratando de visibilizar el problema de la violencia.

Encima hacemos eso mientras buena parte de nosotras nos dedicamos a la crianza. No es una casualidad que las marchas del 8M incluyan a las infancias. Las incluyen porque nuestros espacios y los suyos están conectados indisolublemente. Porque el sistema no permite abiertamente otras opciones.

Según el Inegi, las mujeres conforman el 43.6 por ciento de la población laboralmente ocupada del país. Las mujeres tienen una fuerza laboral casi equitativa, pero solo el 3 por ciento ocupa una dirección general. La diferencia se marca cuando las mujeres tienen hijos, una diferencia que no se nota cuando los hombres tienen.

Además, las mujeres dedican más de 8 horas a la semana para las labores de los hombres. Es decir, que cada vez hay más responsabilidades pero no hay una distribución de la carga, las mujeres simplemente llevan más.

La diputada Patricia Mercado lo explicó bien: un avance grande es que las mujeres han ocupado espacios. Desde la batalla feminista hace más de 30 años hay un avance considerable y vemos la Presidencia de la República ocupada por una mujer y más de una decena de gobernadoras frente a los estados.

Pero la presencia de las mujeres no ha permeado en la solución de las demandas de las mujeres en la calle. El sistema sigue una línea que todavía tiene códigos y ventajas para los hombres.

Probablemente para hoy lunes, toda la fiebre morada ya se barrió de la calle y creo que es justo ahora un buen momento para hablar (otra vez) de feminismos. Porque creo que después de esa ventana donde las empresas se visten de morado y el gobierno hace un esfuerzo por poner temas de género en la agenda, es cuando más necesitamos hablar de todas las cosas que nos siguen haciendo falta.

Tenemos que pararnos a pensar hacia dónde queremos que vayan las demandas. Para qué queremos los espacios, qué queremos dejar de gritar en las marchas. Porque salir a la calle nos empodera, pero queremos salir a gritar un día que está todo resuelto.

 

      @Micmoya

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