Esta semana tuvimos una noticia buena y una mala. La buena es que se aprobó la iniciativa presidencial contra el nepotismo. La mala es que el remedio llega hasta 2030, después de procesos de elección en estados que les hubiese caído bien la medida desde ya.
Quien operó el cambio del transitorio para dar espacio hasta 2030 en la aplicación de la iniciativa fue Manuel Velasco, del Partido Verde. Lo confirmaron en corto algunos senadores y públicamente después Gerardo Fernández Noroña en una entrevista, donde dijo que dentro de las cosas que se pusieron a consideración, fue la unidad de la alianza 4T.
Pongamos un ojo al peso político del Verde. En las últimas elecciones logró un total de 62 diputados y 14 senadores, sumado a la bancada de Morena y el PT han logrado una aplanadora frente a la que poco puede hacer la oposición.
Es el mejor momento del partido como fuerza política. Duplicó su representación en el Senado en comparación con el sexenio anterior, mantiene una representación específica en la Cámara de Diputados e incluso se hizo de una gubernatura en San Luis Potosí.
Vale la pena seguir el crecimiento de un partido que ha pasado de ser un relleno en las coaliciones (que pesó 0.93% en su primera elección) a un partido con intereses y agenda propias, capaz de lograr una fuerza específica.
Pero, si bien es un punto a favor para aplazar el inicio de la entrada en vigor de la reforma, se ve difícil que la discrepancia en esta iniciativa pudiera significar un rompimiento completo de la alianza.
Hemos visto a ese partido lo mismo aliado del PAN que del PRI y ahora con Morena, la única constante que se tiene es que siempre ha estado de la mano del poder y ese factor no se ha quitado de la ecuación.
Por eso la defensa que hace Morena en el Senado y en la Cámara de Diputados —el diputado Ricardo Monreal dijo que la posibilidad de modificar el dictamen está solo en manos del Verde— parece un poco impostada y más bien tiene cara de que el partido aceptó cargar con los costos políticos que benefician a más de un actor en Morena.
Las elecciones antes del 2030 no solo son en San Luis Potosí, donde la esposa de Gallardo dijo que no va a competir por la gubernatura, sino también en Zacatecas, donde el apellido Monreal ha repetido varias veces, y en Guerrero donde Salgado Macedonio, papá de la actual gobernadora Evelyn Salgado, festejó apenas un minuto después de aprobada la iniciativa en sus redes sociales.
Por eso creo que es importante el mensaje que dio la presidenta Claudia Sheinbaum, cuando dijo que aunque la ley entre en vigor hasta 2030, si alguien hereda el cargo en 2027 “se va a ver muy mal”.
La fuerza electoral del Partido Verde tuvo su peso específico para que la ley no se modifique hasta después, pero ¿será suficiente para aguantar los juicios sociales? Quizá dependa de lo caro que lo vuelva la ciudadanía.
Aquí la duda genuina es, ¿a cuántos actores políticos les preocupa “verse mal”? Ya sentado en la silla, las apariencias quizá importan poco.
@Micmoya
