Redacción
Donald Trump se presentó ante la multitud de la Conferencia de Acción Política Conservadora (CPAC) y se jactó de los despidos masivos de empleados federales, destacando la reducción de la burocracia y el fortalecimiento de su gobierno. A lo largo de su discurso, Trump no solo defendió sus políticas internas, como los recortes impositivos y la seguridad en la frontera con México, sino que también intensificó su desafío al presidente Joe Biden, mofándose de su gestión y criticando duramente su manejo de la frontera.
El expresidente resaltó su impulso por una nueva mayoría política que transformaría el panorama estadounidense durante generaciones. Al referirse a su gobierno, dijo que los votantes le habían otorgado un mandato para efectuar reformas radicales en el gobierno federal, lo que incluye una serie de despidos masivos. Trump delegó parte de la responsabilidad de estos despidos a Elon Musk, quien sugirió la posibilidad de más recortes y envió correos electrónicos a los empleados federales pidiéndoles que reportaran sus logros semanales o enfrentarían despidos.
Trump también planteó medidas más estrictas en política migratoria, aunque esos anuncios pasaron a un segundo plano debido a la controversia por los despidos. Además, mencionó que algunas agencias, como la Agencia para el Desarrollo Internacional, perderían su sede en Washington, que sería asumida por la agencia de Aduanas y Protección Fronteriza.
En medio de su discurso, Trump aprovechó para revivir su rivalidad con Biden y la exvicepresidenta Kamala Harris, mientras continuaba atacando su gestión y afirmando que su propio enfoque sería mucho más eficaz. La seguridad fronteriza y su postura sobre la inmigración fueron temas recurrentes, así como su rechazo a la política exterior de Biden.
En el ámbito internacional, Trump también continuó con su postura desafiante respecto a Ucrania, afirmando que los problemas derivados del conflicto en ese país afectaban principalmente a Europa, sin un impacto directo en Estados Unidos. Además, destacó sus esfuerzos por acercarse a líderes como el presidente polaco Andrzej Duda y el presidente argentino Javier Milei, mientras que criticó las políticas actuales de Estados Unidos hacia Rusia y Ucrania, proponiendo su propio enfoque para poner fin a la guerra.
Finalmente, Trump expresó su confianza en que Estados Unidos puede encontrar una solución rápida al conflicto, aunque esta visión fue puesta en duda por algunos analistas. A pesar de las tensiones políticas y diplomáticas, el exmandatario continuó posicionándose como una figura clave en la política estadounidense, anticipando futuras alianzas y reformas bajo su liderazgo.