Las ciencias pueden ser exactas, pero tienen sesgos. Y los sesgos surgen cuando quienes generan el conocimiento, lo hacen desde un grupo sin mucha diversidad.
Ejemplos de esos casos tenemos varios: las mujeres han sido subdiagnosticadas en enfermedades de corazón, enfermedades hormonales y los efectos de los dispositivos en su cuerpo por que no se incluían siempre a las mujeres en los grupos de estudio, para hacer las pruebas o porque simplemente los síntomas enlistados en los libros de medicina solo incluían los que tenían que ver con los hombres. En el diseño de los autos hay medidas de seguridad que solo aplican para hombres, la lista sigue.
En el caso de las ciencias, el sesgo se debe a que por mucho tiempo fue un campo dominado por hombres y que se ha abierto con mucha lentitud a las mujeres.
Según la Organización de las Naciones Unidas, menos del 30 por ciento de las personas que encabezan investigaciones en el mundo, son mujeres.
En el caso de la UNAM, esta premisa se cumple en sus instalaciones. Solo tres de cada 10 alumnos en ciencias exactas e ingenierías son mujeres, pero es una tendencia que buscan modificar, según Jeniffer Escobar, colaboradora de Políticas de Igualdad de la Coordinación de Igualdad de Género de la universidad.
De acuerdo con Escobar, incluir a las niñas y jóvenes en las ciencias no sólo abona a la paridad, sino que ayuda a que la ciencia y el conocimiento que alcanzamos a desarrollar tenga el menor sesgo posible, con lo que puede ser más útil y efectivo para todos.
Un ejercicio simple, por ejemplo, el diseño y las pruebas de los productos de higiene femenina —como copas menstruales, toallas femeninas y tampones— se prueban con líquidos de solución salina.
Apenas en 2023 un estudio utilizó sangre para efectuar las pruebas, lo que transformará las mediciones y podría prevenir efectos como el shock séptico que padecen algunas mujeres por el uso prolongado de los productos.
Esta semana y hasta el 28 de febrero tienen actividades encaminadas a integrar y motivar sobretodo a las niñas y jóvenes a acercarse a esas áreas donde la percepción es que no hay tanta presencia de mujeres.
Y aquí viene la duda genuina: ¿basta con incorporar a las mujeres en la ciencia? Creo que el ejercicio y el logro es solo parcial si conseguimos que entren, pero no que permanezcan.
En un país desarrollado y con una Presidenta, con A, al frente, necesitamos una participación y, sobre todo, una permanencia de las mujeres en las disciplinas más duras.
Para que en un gobierno se pueda cumplir una premisa en la que efectivamente “llegamos todas” deberá haber políticas públicas enfocadas no solo a impulsar la participación de las mujeres y las niñas en la ciencia, sino la permanencia de las mujeres en los espacios de investigación.
Es principalmente relevante cuando el futuro se tiene que construir en igualdad.
@Micmoya