Al cumplirse los primeros 100 días de su Gobierno, la presidenta Claudia Sheinbaum demuestra un liderazgo firme y visionario. La presentación del Plan México lo confirma. Se trata de una iniciativa que contempla 277 mil millones de dólares en inversiones, distribuidos en 2 mil proyectos estratégicos, con los cuales se busca dar certeza al presente y marcar el rumbo hacia el futuro.
Estamos hablando de algo que va más allá de una estrategia económica, ya que es la suma de voluntades entre los sectores público, privado y social, en una apuesta por fortalecer las cadenas productivas y comerciales de México.
Asimismo, busca reducir la dependencia de importaciones asiáticas, que han marcado las últimas décadas y, en su lugar, potenciar el valor nacional y regional. Es un llamado a confiar en nuestra capacidad para producir, innovar y competir en el escenario mundial.
El Plan México tiene como ejes fundamentales la generación de empleo, el desarrollo industrial sostenible y la reducción de desigualdades. A través de incentivos fiscales; financiamiento a pequeñas y medianas empresas, y estrategias como el Decreto Nearshoring, se busca atraer inversiones extranjeras por 100 mil millones de dólares anuales, generar 1.5 millones de empleos y aumentar el contenido nacional y regional de las cadenas de valor en 15 por ciento.
Estas metas responden a las demandas del mercado global y reflejan el compromiso de este Gobierno con el bienestar de las y los mexicanos. La transformación que plantea la mandataria no sólo es económica, sino que tiene un trasfondo humanista: un México en el que cada persona tenga oportunidades, seguridad, esperanza, y en el que nadie se quede atrás.
Uno de los objetivos más ambiciosos del Plan es lograr que nuestro país avance de la posición 12 a la número diez en el ranking de las economías más importantes del mundo. Este progreso también demostraría la capacidad del pueblo de México para superar desafíos y demostrar que la Cuarta Transformación camina hacia adelante con pasos firmes, pese a las voces que intentan desacreditarla.
Además, frente a la incertidumbre que pueda representar la toma de posesión de Donald Trump, la presidenta Sheinbaum reafirmó su compromiso con el T-MEC, así como el fortalecimiento del comercio justo en la región. Su postura refuerza nuestra relación con América del Norte, pero también envía el mensaje claro de que México tiene un plan y avanza unido.
El Plan México es una respuesta a las necesidades actuales, pero también es una proyección de lo que nuestro país puede y debe ser. Es la consolidación del Humanismo Mexicano como eje rector de las políticas públicas y una prueba de que el segundo piso de la Cuarta Transformación de la vida pública de México es una realidad que se construye diariamente.
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