Las cifras sobre el contrabando de armas a México deben provocar reacciones inmediatas: alrededor de 200 mil de esos productos cada año provienen de las estructuras de tráfico de armas de EU que forman parte del sistema bélico estadounidense.
En una conferencia de prensa en las Mañaneras en agosto de 2019, el entonces secretario de la Defensa, Luis Cresencio Sandoval González, dio un dato que debió convertirse en una alarma de seguridad nacional: de 2009 a 2019 contabilizaron en México la circulación de más de dos millones de armas ilegales.
Y en términos digamos que oficiales de las oficinas diplomáticas y de seguridad, cada año ingresa a México una media de 200 mil armas contrabandeadas. Y en un cálculo no oficial se puede aventurar que en México existen casi 40 millones de armas en circulación.
El punto concreto es simple, ¿cómo ingresan las armas de manera ilegal? Pues de contrabando. A EU no le interesa controlar las armas que salen del país, por lo que la responsabilidad del contrabando de armas recae en las autoridades mexicanas de diferentes dependencias agencias públicas.
Casi la totalidad de las armas que ingresan en contrabando van a dar nada menos que el crimen organizado en sus diferentes especialidades y el dato más importante tiene que ver y con el hecho de que cada vez se contrabandean más armas especializadas de alto poder que fortalecen la capacidad de fuego de las bandas delictivas.
Un paso fundamental para encarar la violencia criminal estaría en mecanismos muy estrictos de control fronterizo del lado mexicano para frenar el contrabando de armas, pero los datos estarían indicando que la facilidad para contrabandear con esos productos mortales cuenta con el beneplácito de los responsables fronterizos mexicanos.
Es importante la campaña para cambiar armas por dinero y alimentos dentro del país, pero sería más importante si se cierra la frontera para este tipo de contrabando mortal.
Zona Zero
Cien días son insuficientes para tener clara una consolidación de los planes de seguridad. Si se quisiera tener un plazo más o menos sólido, entonces habría que esperar el primer año de administración. Ya que algunos analistas han revelado que todos los gobiernos entrantes endurecen su persecución de delincuentes, pero luego aflojan los controles y las cifras regresan a sus promedios de código rojo. En términos reales, la estrategia del Gobierno entrante es la misma del Gobierno saliente.
(*) Centro de Estudios Económicos, Políticos y de Seguridad.
@carlosramirezh
