El presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, comenzó a implementar su agenda con un enfoque en la migración y el comercio. En una visita reciente a la frontera de Texas, su designado “zar fronterizo”, Tom Homan, anunció un ambicioso plan de deportaciones masivas que busca retirar a más de 11 millones de migrantes indocumentados.
La estrategia, en colaboración con el gobernador de Texas, Greg Abbott, se fundamenta en el modelo del estado texano, que ya destinó más de 11 mil millones de dólares para militarizar la frontera y controlar el flujo migratorio.
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Durante el recorrido en Eagle Pass, Homan destacó las acciones del Operativo Lone Star, incluida la instalación de barreras flotantes en el Río Bravo y la construcción de un complejo militar.
El estado también planea ceder terrenos para la construcción de centros de detención, como parte de la “Iniciativa de Jocelyn”. Abbott reiteró que las medidas buscan “proteger la soberanía nacional” frente a lo que calificó como una “frontera abierta” bajo la administración Biden.
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Canadá responde a amenazas
El impacto de las políticas de Trump va más allá de la frontera sur. En Canadá, la amenaza de imponer un arancel del 25 por ciento a productos canadienses y mexicanos encendió las alarmas.
François-Philippe Champagne, ministro de Industria de Canadá, advirtió que Ottawa dejará claro a Washington que “no debería confundir la frontera mexicana con la canadiense”.
En una reacción más contundente, Doug Ford, jefe de Gobierno de Ontario, la provincia más poblada de Canadá, calificó como un “insulto” que Canadá sea equiparado con México.
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“Compararnos con México es lo más ofensivo que he escuchado por parte de nuestros amigos estadounidenses”, declaró Ford, quien la semana pasada sugirió incluso la exclusión de México del T-MEC.
Por su parte, el primer ministro, Justin Trudeau, afirmó haber sostenido una llamada “constructiva” con Trump para abordar temas de comercio y seguridad. No obstante, el Gobierno de Canadá evalúa reforzar los recursos en su frontera con Estados Unidos, según anunció el ministro de Inmigración, Marc Miller.