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Redacción

Miles de personas salieron a las calles de Valencia el sábado para exigir la dimisión de Carlos Mazón, presidente de la Comunidad Valenciana, debido a lo que consideran una respuesta inadecuada y tardía ante las devastadoras inundaciones que afectaron la región a finales de octubre. La tragedia dejó más de 200 muertos y decenas de desaparecidos, lo que ha desatado una fuerte indignación en la ciudadanía.

 

Los manifestantes, que se reunieron frente al ayuntamiento, marcharon hacia la sede del gobierno regional mientras se produjeron enfrentamientos con la policía antidisturbios. En medio de la protesta, algunos manifestantes agitaron carteles que pedían la renuncia de Mazón, mientras otros expresaban su enojo con lemas como “¡Nos mataste!” La situación generó tensión cuando la policía utilizó porras para dispersar a los manifestantes, quienes se oponían a lo que perciben como una gestión fallida de la crisis.

 

El foco de la protesta se centró en la tardanza del gobierno regional en emitir alertas de emergencia a los ciudadanos. Las inundaciones, que comenzaron en la noche del 29 de octubre, tomaron por sorpresa a muchos, ya que las primeras alertas a los teléfonos móviles de los residentes no se enviaron hasta varias horas después, lo que provocó críticas por la falta de preparación y respuesta ante un evento de tal magnitud.

 

Carlos Mazón, líder del Partido Popular y responsable de la gestión regional durante la crisis, se encuentra bajo intensa presión. Aunque ha defendido su actuación, señalando que la magnitud de la catástrofe fue impredecible y que no recibió suficientes advertencias del gobierno central, las críticas siguen creciendo. La agencia meteorológica española había emitido una alerta roja, el nivel más alto de advertencia, la mañana del martes, pero las inundaciones comenzaron por la tarde, y las alertas no llegaron a la población hasta varias horas después.

 

Mientras tanto, la respuesta local también fue objeto de reproches. Aunque miles de voluntarios acudieron rápidamente a las áreas afectadas, la intervención oficial se produjo de manera lenta. No fue sino hasta el día siguiente que el gobierno regional solicitó refuerzos policiales y militares al gobierno nacional, que coordina la respuesta ante desastres. Sin embargo, la falta de organización y la demora en movilizar los recursos provocaron que muchas zonas afectadas quedaran desatendidas durante las primeras horas críticas.

 

El saldo de víctimas sigue aumentando. A medida que avanzan los esfuerzos de búsqueda y rescate, la cifra de muertos alcanzó los 220, con la mayoría de las víctimas concentradas en la región de Valencia. Las inundaciones dejaron tras de sí un paisaje de destrucción, con miles de personas sin hogar y calles cubiertas de barro y escombros. La recuperación de la ciudad y sus alrededores parece ser una tarea monumental, mientras que la presión sobre Mazón y su administración sigue en aumento.

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