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Agnotologa ¿Será?/Entre fallas y presiones

Redacción

El domingo, un fuerte sismo de magnitud 6.8 impactó el oriente de Cuba, exacerbando la difícil situación que vive la isla tras las recientes tormentas y apagones que han afectado a gran parte de la población. El epicentro del movimiento telúrico se localizó a unos 40 kilómetros al sur de Bartolomé Masó, en la provincia de Granma, según informes del Servicio Geológico de Estados Unidos (USGS).

El temblor se sintió con fuerza en varias ciudades del este de Cuba, especialmente en áreas cercanas a la costa como Santiago de Cuba. Aunque no se han reportado víctimas o daños materiales importantes, la noticia ha causado preocupación entre los residentes de la región, que ya enfrentan dificultades debido a los recientes fenómenos meteorológicos. La sensación de inseguridad se suma a las condiciones de tensión vividas por la población desde el paso de varios huracanes en las últimas semanas.

La actividad sísmica en el oriente de Cuba no es inusual, ya que esta región es conocida por su propensión a experimentar temblores con cierta frecuencia. Sin embargo, este evento se produce en un momento especialmente delicado, cuando la isla aún se encuentra recuperándose de los efectos de los huracanes, que dejaron importantes daños en la infraestructura y cortes prolongados de electricidad.

A pesar de la magnitud del sismo, no se han reportado daños significativos en las principales ciudades afectadas, y el terremoto no fue perceptible en la capital, La Habana, que se encuentra al oeste de la isla, a una considerable distancia del epicentro. Las autoridades locales están evaluando la situación y han solicitado a la población mantenerse alerta ante posibles réplicas.

El impacto del sismo ha sido un recordatorio más de la vulnerabilidad geológica y climática de Cuba, que enfrenta tanto el riesgo sísmico como las amenazas naturales derivadas de huracanes. El gobierno y los servicios de emergencia han continuado con las labores de apoyo a las comunidades afectadas por los recientes desastres, mientras que expertos siguen monitoreando la actividad sísmica en la región.

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