REDACCIÓN
GRUPO CANTÓN
La angustia volvió a instalarse en tres municipios mexiquenses donde familiares y vecinos han tenido que organizarse para buscar a jóvenes cuyo paradero continúa siendo un misterio.
La historia de Jeshua Cisneros Lechuga, de 18 años, inició la noche del 13 de noviembre, cuando regresaba a casa por la lateral de la autopista México–Querétaro. Desde entonces, su familia vive en incertidumbre absoluta. “Lo único que pedimos es que lo busquen como si fuera su hijo”, reprocha su tía, desesperada por la falta de resultados.
Un clima similar se vive en Naucalpan, donde la desaparición de Kimberly Hilary Moya González mantiene a su colonia sumida en tensión constante. La joven estudiante salió el 2 de octubre con la intención de hacer unas copias, pero nunca volvió.
Aunque existen dos personas imputadas, ninguna pista ha permitido conocer su destino. Su madre encabeza brigadas diarias que recorren tianguis, lotes baldíos y transporte público. “Mi hija no se fue por su voluntad, alguien se la llevó”, insiste mientras reparte volantes con su fotografía.
En Hueypoxtla, la búsqueda de Cristofer Gael Morales Montiel, de apenas 13 años, ha movilizado a prácticamente todo el municipio. El menor desapareció el 1 de noviembre durante un concurso de disfraces.
Equipos de Protección Civil, bomberos y policías han recorrido campos, canales y parajes sin éxito. “Aquí todos lo conocemos; no podemos quedarnos cruzados de brazos”, expresa don Refugio, un vecino que se sumó a las labores desde el primer día.
Las comunidades afectadas han instalado centros de acopio, organizado peinados masivos y difundido fichas de búsqueda en redes sociales y transporte público. Sin embargo, señalan que la respuesta institucional ha sido lenta y burocrática.
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