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Ser mujer incrementa las posibilidades de sufrir algún tipo de violencia casi de manera automática, no importa la condición económica o social de la persona, como quedó demostrado hace unas semanas la agresión a la Presidenta en el Zócalo de la Ciudad de México.
Los gobiernos han invertido tiempo y esfuerzo en mejorar las políticas públicas para cerrar las brechas de desigualdad en contra de las mujeres con políticas más o menos exitosas según los estados o el presupuesto con el que se cuenta a lo largo de los sexenios.

Sin embargo, ahora parece que el esfuerzo está en convencernos a todos de que todas esas medidas son necesarias. Que las medidas no están inclinando una balanza —que tiene cientos de años desequilibrada— a otro sitio mas que la igualdad.

El esfuerzo que hay que hacer ahora es que algunos hombres no se sientan invadidos por emparejar las oportunidades.

Hace unos meses el Centro de Investigaciones Sociológicas de España hizo un sondeo para preguntar la percepción de la igualdad entre hombres y mujeres.

El resultado fue que 44 por ciento de los hombres que habían sido encuestados creía que “se había llegado muy lejos con la igualdad de las mujeres” y ahora los hombres consideraban que había acciones de discriminación hacia ellos.

Aunque el estudio no se hizo en México, creo que refleja un sentimiento más bien generalizado respecto a los derechos de las mujeres y la lucha sobre ellos. El tema lo traigo a propósito del Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, pero la verdad es que el llamado y la queja podrían hacerse cualquier día casi con cualquier pretexto.

Hay una insistencia y una lucha permanente por defender situaciones de igualdad, derechos y sistemas que ayuden a evitar las violencias contra las mujeres porque las desigualdades las siguen rebasando a ellas.

Un ejemplo simple: la violencia que padecen las mujeres en Internet. Un sitio en el que, con sus bemoles, todos logran acceder en una medida más o menos equitativa.

Según las cifras del Inegi, 10.6 millones de mujeres y 8.3 millones de hombres fueron víctimas de ciberacoso. De ellos, 29% de mujeres experimentaron insinuaciones o propuestas sexuales, a diferencia del 13.9% de los hombres.

Otro ejemplo es lo que sucedió con las declaraciones hechas por el senador Gerardo Fernández Noroña sobre Grecia Quiroz, a quien descalificó de ambiciosa después de ocupar la silla vacía que quedó luego de que asesinaran a su esposo.

Si una mujer toma el lugar de un político sólo aprovecha un espacio de manera “ambiciosa”. Grecia tiene una carrera hecha y la aceptación de la comunidad viene a partir del trabajo con el que ya contaba. Implicar otra cosa es descartar la posibilidad de las capacidades de una mujer.

Y aquí viene la duda genuina, ¿cómo hacemos para dar a entender que con esto peleamos todos los días? ¿Cómo les decimos que diario hay que caminar cuesta arriba? Y sobre todo, ¿cómo hacemos para equilibrar la balanza?

 

    @Micmoya

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