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El maíz es uno de los alimentos base de la cocina mexicana gracias a gran versatilidad y propiedades nutrimentales y de él emana uno de los mayores placeres gastronómicos: tortilla de maíz recién hecha con un toque de sal y enrollada con la mano.

Del náhuatl ‘tlaxcalli’, que significa ‘cosa cocida’, la tortilla de maíz es uno de los productos de la gastronomía nacional más reconocidos alrededor del mundo y entre sus principales beneficios para la salud se encuentran:

Fuente importante de calcio.

Aporta vitamina B3 (niacina), que previene la pelagra.

Alto contenido de fibra.

Bajo aporte de grasa.

Aporta minerales como hierro, fósforo y sodio.

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Para elaborar la tortilla se necesita de un proceso ancestral que data de la época prehispánica llamado ‘nixtamalización’, a través del cual se modifica modificar el olor, el sabor y el color del maíz, para convertirlo en lo que conocemos como masa.

La industrialización

Aunque en algunos lugares la elaboración de la tortilla se realiza aun de manera tradicional, en las grandes ciudades, los procesos se han convertido en algo más industrializado para poder comercializarlas en las conocidas tortillerías o bien en los grandes supermercados.

Aunque la tortilla de tortillería y la de supermercado se pueden consumir de manera segura, existen algunas diferencias clave, develadas por la Procuraduría Federal del Consumidor (Profeco) que vale la pena considerar al momento de elegir dónde comprar.

Tortillería

De acuerdo con la Profeco estas son las características de las tortillas hechas en tortillería:

Hecha a base de maíz nixtamalizado

Contiene calcio, magnesio, fósforo, potasio, vitaminas del grupo B, fibras y proteína.

Mayor tamaño y grosor

Mejor aprovechamiento de nutrientes

Supermercado

En el caso de las tortillas elaboradas de manera más industrializada en los supermercados, la Profeco indica lo siguiente:

Hechas a base de harina de maíz

Contienen más calorías, grasas y sodio

Tamaño y grosor más pequeño

Mas barata

Aunque la última palabra al momento de comprar la tiene el consumidor y depende de la accesibilidad al producto, se pueden tomar en consideración estas características para realizar una elección más informada.

Foto: Cuartoscuro  

Recomendaciones de conservación

Cuando ya tengas tus tortillas en casa y no las vayas a consumir todas, su conservación puede ser un reto, por eso, para que te duren más, te compartimos algunas recomendaciones de la Profeco:

Sepáralas una a una cuando estén aún calientes para que no se peguen entre sí.

Déjalas enfriar, no es recomendable meterlas al refrigerador aún calientes.

Envuélvelas en una servilleta de tela y luego ponlas dentro de una bolsa para evitar que se endurezcan.

Aprovéchalas en otras preparaciones. Su versatilidad hace que incluso si se hacen duras se puedan aprovechar en platillos como chilaquiles, tostadas o tiritas para ensaladas.

Ojo, si notas algún cambio en su apariencia como olor agrio o rancio; manchas verdes, rosas, rojas o grises; o textura pegajosa, siempre es mejor desecharlas, para evitar riesgos.

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En México, el consumo anual de tortilla de maíz por habitante es de 65.8 kg, asimismo, dentro del rubro de alimentos y bebidas, el 83.5 % de los hogares en México destinan
parte de su gasto a la compra de tortillas de maíz.

Dónde sea que compres tus tortillas, tortillería, supermercado o las prepares desde cero en casa, no olvides que estás consumiendo un producto cuyo origen se encuentra en el campo mexicano y cuya preparación se remonta a la época prehispánica, además de aportar importantes beneficios para la salud y nutrición.

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