La medicina tradicional es un legado vivo que resguarda la memoria de los pueblos y su forma de entender la salud desde la armonía entre cuerpo, mente y espíritu. Con ese propósito, la administración del gobernador Julio Menchaca Salazar impulsó un espacio dedicado a estos saberes dentro del Séptimo Encuentro Nacional de Pueblos Mágicos, celebrado en Pachuca.
Actividades de la medicina tradicional
Del 14 al 16 de noviembre, miles de visitantes pudieron presenciar de primera mano ceremonias y prácticas ancestrales provenientes de diversos rincones del país, ofreciendo un acercamiento auténtico a más de 23 actividades.
Se llevaron a cabo rituales, demostraciones de masaje, diagnósticos, talleres de herbolaria, técnicas de limpieza energética, conversatorios y hasta una presentación editorial, donde participaron médicos tradicionales de Morelos, Yucatán, Guerrero, Tlaxcala, Nayarit, Puebla, Guanajuato e Hidalgo, quienes compartieron sus métodos y su visión de sanación.
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Entre ellos, destacó la médico tradicional maya Erika Patrón Fuentes, representante de Izamal, Yucatán. Con la fuerza de su herencia, explicó que quienes visitaron el espacio pudieron conocer “la verdadera medicina maya, la medicina ancestral de nuestros abuelos”.
Con más de 350 formulaciones para distintos padecimientos, desde malestares comunes hasta enfermedades complejas. Las consultas, subrayó, fueron completamente gratuitas.
Tzolkin, calendario sagrado
Patrón recordó que el método ancestral parte del entendimiento del Tzolkin, calendario sagrado que define la energía de cada persona: “Trabajamos desde el cuerpo energético, el cuerpo físico mediante las plantas y el sistema óseo a través del huesero, para lograr un equilibrio total”, explicó.
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Para ella, el creciente interés en la medicina tradicional es señal de un renacimiento cultural que jóvenes y adultos están retomando para evitar que estos conocimientos desaparezcan.
Otro de los guardianes del conocimiento ancestral fue Macario Matías Carrillo, médico tradicional de Nayarit, conocido culturalmente como Sutaca. Narró que nació con el don de la curación y que su formación se fortaleció al recorrer recintos sagrados de cuatro continentes.
“Los espíritus sostienen nuestra energía. De ellos nacen las enfermedades y también el poder para sanarnos”, señaló. Su labor se basa en pedir permiso a esas fuerzas para purificar y retirar los malestares que afectan a las personas.
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“Hay de todo, de todo vemos también que algunos descuidamos lo malo, pero el espíritu me dice que eso no, vamos a enseñar lo bueno, que ellos están disponibles para quien sea, le dan el poder, únicamente hay que conocer sus alineamientos”.
La presencia de estos hombres y mujeres sabios no solo enriqueció el encuentro turístico, sino que abrió un puente entre generaciones, territorios y cosmovisiones.
En Pachuca, la medicina ancestral encontró un escenario donde pudo florecer nuevamente, recordando que los pueblos originarios siguen vivos, firmes y dispuestos a compartir su conocimiento con el mundo.
