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Bruselas deja de confiar: Von der Leyen anuncia red de inteligencia El punto de inflexión

El Doctor Patán leyó, con el corazón en un puño, que a mi Bodocón, el Joserra, me lo habían vapuleado ooootra vez en redes sociales.

Lo del corazón y el puño responde a dos razones. La primera, que ya he reconocido públicamente, es que tengo una marcada debilidad por ese mocetón. No sé a ustedes, pero aquí a su Doctor el Bodoconshain lo conmueve por ese rasgo biográfico tan de su familia que es la combinación de trabajo extenuante y pasión por la lucha social.

En efecto, como su hermano, el sensei Andy, mi Jose heredó de papá la propensión a la disciplina espartana sumada a la sensibilidad por lo popular. Sé que suena como una mezcla inmejorable, y sí: es una apuesta vital irreprochable desde muchos puntos de vista, de ahí que me sienta tan conmovido. Pero implica problemas prácticos. Me explico.

El Bodoconshain, sabrán ustedes, es un abogado de primer orden que, además, cuida de su cuerpo como un templo –tiene unos niveles de glucosa que mi nutriólogo usa implacablemente como ejemplo cada que llego a consulta con los laboratorios en la mano– y es un padre de familia modelo, como pudimos comprobar todos con aquella fiesta tipo “Holliday on Ice más El Jefe de Jefes se divierte”. ¿Saben ustedes el nivel de agotamiento que implica ese triplete de responsabilidades? Bueno, pues ahí está el problema.

Con ética protestante, mi Jose, luego de machacarse todo el día en esos menesteres, tuitea. Y, la verdad, lo hace muy mal, por razones evidentes: hasta prodigios como los López terminan por ceder al agotamiento. No, no piensa con claridad, mi Bodoque. De ahí que haya tenido la mala idea de meterse con los de Molotov, con la respuesta que todos conocemos: “Panzón millonario”, le dijo, y se quedó para siempre, Paco Ayala, el vocalista.

Al margen de lo doloroso que es ver arrastrado por los pisos a un chico tan bueno y talentoso, la anécdota involucra –aquí la segunda razón– una amenaza para todo el movimiento, toda la 4T, que, entre otros milagros, ha cuajado el de que haya un montón de panzones convertidos, fast track, en millonarios, a pesar de los sueldos con austeridad republicana que distinguen a este país que emerge de la tenebra neoliberal.

Muy querido Bodoconshain: tus tuits ya no son tuyos. Ya no te pertenecen, así como tu padre ya no se pertenecía. Un error como el del otro día puede exponer a montones de compañeros de ruta. Sí: a un montón de panzones millonarios.

Recibe un abrazo del Doctor Patán, y una petición: pásate el secreto de esos niveles de glucosa.

 

      @juliopatan09

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