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El siglo XX comenzó en México con un disparo que también fue una imagen y en medio del polvo y el estruendo, un temerario hombre con cámara se asomó al campo de batalla y sin saberlo inauguró la figura del corresponsal de guerra al retratar desde cerca los enfrentamientos.

Ese hombre era Agustín Víctor Casasola, pionero del fotoperiodismo, cronista de la Revolución Mexicana y bisabuelo de Adrián Casasola, curador de la exposición México en Blanco y Negro: Fotografía, Arte y Tradición, que llegará al Espacio Jovellanos en Madrid, España.

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El proyecto, explica Adrián, nació hace cinco años como un homenaje a los 110 años de la Revolución. “Queríamos hacerlo desde 2020, pero la pandemia lo movió todo. Ahora, en el 115 aniversario, las imágenes de Casasola y del alemán Hugo Brehme viajan por primera vez a Europa para mostrar el rostro múltiple de un país en transformación”, contó en entrevista con este medio.

La muestra reúne 40 fotografías de entre los dos fotógrafos que abarcan no sólo los movimientos armados, sino el Porfiriato, la Revolución y el México posrevolucionario, que son parte de un acervo que supera las 15 mil piezas entre los archivos Casasola y Brehme.

Pero el diálogo no solo es a través de la historia, pues según Adrián “se contiene en un contraste de sombras, luces y cenizas. El blanco y negro cuenta historias con muchos matices, no todo es bueno o malo. Y el sepia, yo siempre digo, es el color de los recuerdos”, dijo.

Agustín Casasola no solo retrató la Revolución, la vivió a pocos metros del fuego. Su bisnieto recuerda que “hay fotos tomadas a diez metros de las trincheras, donde estaban disparando”.

En esos negativos de vidrio, transportados entre el peligro y la fatiga, nació una forma de narrar la guerra que combinó imagen y crónica. Antes de que existiera la televisión, México ya mostraba al mundo el temblor de la batalla.

Foto: Colección CasaSola Cuarta Generació  

Entre las piezas más impactantes, Adrián menciona la imagen de un niño soldado que mira a la cámara “orgulloso y desafiante”. Tomada durante la Decena Trágica, simboliza el reclutamiento forzoso de menores. “Si un niño podía cargar un fusil, era elegible para estar en una tropa”, explicó. “Esa foto siempre conmueve porque revela lo que la Revolución tuvo de heroico, pero también de brutal”.

Junto a Casasola, el lente de Hugo Brehme ofrece un contrapunto: la mirada extranjera que se enamora de un país desconocido. “Llegó en 1906 y quedó maravillado por los paisajes. Era un fanático del senderismo. Se fascinó con México y decidió quedarse, montar su estudio y crear toda una industria de postales. Sus fotos son un descubrimiento continuo del color, aún en blanco y negro”, dijo.

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México en Blanco y Negro es más que una exposición: “Nos gusta hacer ver la diferencia entre tomar una foto hoy con un teléfono y hacerlo hace 100 años. Antes había que cargar negativos de vidrio, revelar, imprimir, enviar al periódico. Era una labor ardua y arriesgada. Por eso digo que los primeros fotógrafos mexicanos no solo fueron artistas: fueron valientes”, finalizó Casasola.

La muestra se llevará a cabo del 30 de noviembre al 4 de diciembre en el Espacio Jovellano, en Madrid, España.

Lo que debes saber:

El acervo también está disponible en México de manera íntegra en la Galería Casasola, ubicada en la Calle Benito Juárez #2D, en la colonia San Angel.

Brehme y Casasola capturaron varias de las fotografías más célebres durante la Revolución Mexicana, en las que no solo los caudillos y líderes del movimiento figuras, sino la esencia de todo un pueblo idealista de principios del Siglo XX

 

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