La Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM) señaló que el homicidio de Carlos Manzo, alcalde de Uruapan, se suma a una serie de asesinatos de personas que se han atrevido a levantar la voz y enfrentar la falta de Estado de Derecho en sus tierras, comercios y otros espacios.
Destacó que el alcalde “abiertamente desafió el estado violentado que se vivía en su municipio… Hoy ya no basta aprehender al asesino: hay que combatir con determinación la causa de todos estos asesinatos”.
La Iglesia católica señaló que la presencia ordinaria de grupos armados, “que controlan la vida pública de los ciudadanos en varias regiones del país, es el verdadero crimen a enfrentar”.
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Y destacó que los retenes en carreteras, el despojo de tierras y las amenazas constantes a los productores, comerciantes y gobernantes “reflejan un grave debilitamiento del orden constitucional que los gobiernos, a nivel municipal, estatal y federal están obligados a garantizar”.
La institución religiosa exigió a las autoridades combatir con determinación e inteligencia el verdadero crimen, “que no es solamente la trágica e indignante muerte de un comerciante o un alcalde, como fueron Bernardo Bravo y Carlos Manzo, sino la vida amenazada de miles de ciudadanos que día con día ven ultrajadas sus libertades al trasladarse y desarrollar sus actividades comerciales y recreativas”.
Asesinato de Carlos Manzo se suma a la de Bernardo Bravo en Michoacán
Apenas el 20 de octubre pasado, también en Michoacán, fue asesinado Bernardo Bravo, líder de los productores limoneros del Valle de Apatzingán, quien había alzado la voz contra las extorsiones en la región.
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La iglesia llamó también a “todos los mexicanos que están provocando esta violencia fratricida a detenerla y respetar la vida de todos, pues cada hermano es un don de Dios del que se nos pedirán cuentas cuando estemos ante él”.
Y recordó el versículo de la Biblia, Génesis 4,9, donde Dios pregunta: “Caín, ¿dónde está tu hermano?”.
