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La historia detrás de su nombre

En la columna anterior les platicaba del tema de la espiritualidad, que tiene que ver menos con creencias fijas y más con la experiencia de conexión interior. La espiritualidad invita a mirar hacia adentro, a conocerte, escuchar tus emociones, tus pensamientos, tu intuición…  y hasta el ritmo de tu respiración, para conectar con la presencia absoluta de tu ser, esa fue mi definición cuando hace 17 años viví mi iniciación como Reiki, y mi trabajo de introspección en el cual sigo y seguiré en la exploración de mi ser.

Y hablando de conexión, experimenté esa sensación cuando a través de las redes conocí a Durga Stef, en tiempo de pandemia, su historia empata muy similar con la experiencia de vida que he tenido en estos años de trabajo personal, así es que tuve la oportunidad de entrevistarla y es lo que les comparto en esta ocasión

Durga nos comparte lo siguiente: Parte de la pasión que me mueve es poder descubrir y compartir cómo nuestras vidas, traumas, experiencias y procesos son una huella digital para nuestro despertar, el impulso más grande viene de la misión de poder compartir con el corazón abierto las herramientas que me han ayudado y han sido guiadas por mis maestros, para que más personas puedan experimentar y recordar la luz y el amor que ya somos.

La necesidad de buscar ayuda y herramientas surgió tras vivir crisis de depresión y ataques de pánico donde me di cuenta de que no tenía opción, estaba desesperada. Mi negocio con mi exsocio estaba quebrando, y me di cuenta de que se repetía mi sombra, la misma que había vivido con mi esposo, comprendí que no era el matrimonio, ni el socio, ni los demás: era yo. Que lo que me aterraba no era el divorcio, sino saber que esa sombra me perseguiría toda la vida si no la sanaba.

Entonces tuve ese momento de claridad: “Ya no quiero verme como exitosa o buena maestra, quiero ver toda mi oscuridad, porque si no la veo, la seguiré proyectando en mis relaciones.” Fue el punto de rendición. Dije “se acabó, tengo que tomar responsabilidad, necesito ayuda.” Y esa súplica me llevó a conocer a Ram Dass.

El llamado a Maui

Lo que me fascinaba de Ram Dass era que, a pesar de sus limitaciones físicas — él no podía caminar, hablar bien, ni aplaudir—, y aun así.. se le veía completamente libre. Nosotros le damos tanto valor al cuerpo, a la profesión, a los roles, y creemos que eso nos representa. Pero él no tenía nada de eso, y aún así era libre y yo deseaba ese tipo de libertad.

Sabía que todo cambia: el cuerpo, las relaciones, las condiciones y quería aprender a ser libre sin depender de ninguna de esas cosas. Así que tomé mis ahorros, toda mi voluntad, y escribí una solicitud para asistir a un retiro personal con Ram Dass.

Una noche antes de volar a Maui, todos mis miedos salieron. El ego se resistía: “¿y tus hijas?, ¿y el dinero?, ¿y si algo sale mal?” todo esto más el juicio señalándome como mala madre , de parte de mi propia mamá.  Recuerdo cómo me dolió ser tan señalada y casi saboteada por mis propios pensamientos, pero aún con lágrimas en los ojos, me subí al avión, la decisión estaba tomada.

Llegué a Maui, y desde que bajé del avión sentí calma, el viento se movía más lento, el aire olía a flores y mar, esa noche sentí que había llegado a mi lugar seguro sin todavía haber comenzado mi proceso.

Estar ahí me hizo soltar los roles, se me olvidó que era mamá, no porque no amara a mis hijas, sino porque por primera vez en mucho tiempo dejé de cargar todos mis títulos etiquetados por una sociedad que no frena en restregar el deber ser, entonces solté y  me enfoqué en practicar presencia: caminar, sentir el viento, escuchar el mar.

Cuando por fin conocí a Ram Dass, le conté todo mi drama en México, mi sensación de no querer seguir esos roles que te menciono, mi deseo de ser libre y no sentirme atrapada. Me escuchó atentamente, me miró fijo y dijo: ¨It´s all in your head¨/ “Todo eso está en tu cabeza.”

Y ahí comprendí que mi sufrimiento venía de mi mente. Era mi propia historia la que me aprisionaba.

Durante mis días de retiro personal con Ram Dass viví celebraciones de mantras, días de mucha presencia y conexión donde en una charla uno a uno, me dio mi nombre “Durga” me recuerda que soy un alma, me recuerda a Ram Dass y la experiencia real del amor incondicional.

Durga no es solo un nombre, es la memoria viva de que lo divino existe en nosotros, de que el amor no depende del cuerpo, de las circunstancias ni de los logros. Por eso me gusta que me digan Durga. Porque cada vez que alguien lo pronuncia, me recuerda quién soy.

Próximamente tendré un retiro en donde trabajaremos durante 4 días en la naturaleza, adentrándonos en diversas actividades, sesiones en grupo, invitados especiales etc. Si quieres reservar tu lugar para Mayo 2026, esta es la liga en donde puedes inscribirte linktr.ee/durgastef, Te invito a ser parte de mi comunidad @durgastef

(Fin de la entrevista).

Esta es la hermosa historia de como si está en nosotros, buscar nuestra autenticidad, encontrar las respuestas, revelar nuestros secretos, sentir nuestra esencia, tener la humildad de reconocer nuestros errores y reconocernos como seres en evolución que obtendremos nuestra verdad hasta el día que cerremos nuestros ojos para siempre, al menos eso es lo que yo quisiera… Seguir trabajando en mi porque me he dado cuenta de que la vida es más sencilla cuando la humildad y el reconocimiento comienza por nosotros mismos, así tenga que volver a comenzar una y otra vez.

Con cariño: Marcela.

 

Room: marceladelosriosv@gmail.com

X: @DeLos53271

FB: Marcela de los Ríos

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