El Doctor Patán vio con asombro la manera en que, ante la mirada perpleja de Ricardo Monreal, dos compañeras diputadas se disputaban salir en la foto con el que sin duda es el galán más cotizado de la 4T y tal vez de toda la izquierda latinoamericana, Omar García Harfuch. Le pusieron mucha energía, hay que decirlo.
Aquí su Doctor recordó los tiempos en que jugaba futbol en una liga que se disputaba en el Ajusco y un compañero de equipo, el por entonces ya legendario Marcos Pambazo Fernández, forcejeaba en los tiros de esquina con los delanteros rivales con esa fiereza que sólo da el futbol callejero de ciertas regiones del Estado de México, y que no podría adivinarse con sólo ver esa cabellera tipo fraile y ese cuerpo redondeado.
Al asombro, sin embargo, siguió la comprensión. Más allá de los buenos atributos del secretario de Seguridad, hay que reconocer que nuestro movimiento no está muy sobrado de belleza masculina, al menos dentro de eso que hemos dado en llamar el “canon occidental”. Espero que no se me ofendan los compañeros de militancia. Esto es un elogio.
Cuando te has dedicado con tanto fervor a luchar por el pueblo bueno, careces de tiempo para frivolidades como meterle más a la proteína y menos al carbohidrato empapado en aceite vegetal; pegarle a las abdominales un par de veces a la semana, para no hablar de extremos como el Comando o el Bikram (aparte de que un secretario de Estado o un legislador no deben mostrarse públicamente en shorts); bajarle a la cuba quemada, o caminar 10 mil pasos. En fin, ya me explico.
Entiendo que el compañero Adán tiene el atractivo de la masculinidad desbordada y de la vena poética franco parlante, como entiendo que mi Mario puede compensar muchas carencias con ese ritmazo que le vimos cuando interpretó Besos de ceniza, o que con el referido don Ricardo, más que aplica el “verbo mata carita”, sin mencionar que el estilo de agrarista de los años 50, muy extendido en el movimiento, puede tener su gancho con ciertos paladares. Pero son, en todos los casos, atractivos de naturaleza más bien heterodoxa. Digamos que para públicos minoritarios.
Así que, me temo, mientras Ozempic hace su trabajo –urge, compañeros–, al compañero Batman se le seguirán multiplicando –cito justamente a don Ricardo, el término no es mío– las “batichicas”.
A propósito, Pambazo, me duele decirlo, se nos fue demasiado pronto. Su corazón no resistió el cardio en la altura de montaña. Lo digo por los compañeros aficionados al pádel. Cuidado.
@juliopatan09
