El Parlamento venezolano declaró persona non grata a la primera ministra de Trinidad y Tobago, Kamla Persad-Bissessar, tras el arribo de un buque estadounidense al puerto de Puerto España para realizar maniobras militares conjuntas. La medida reaviva la tensión entre ambos países, marcada por la creciente influencia de Estados Unidos en el Caribe y el distanciamiento de Caracas con su pequeño vecino insular.
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El presidente del Parlamento, Jorge Rodríguez, encabezó la votación que se aprobó por unanimidad. “Venezuela ama al pueblo de Trinidad y Tobago, pero es una basura de gobierno”, expresó antes de calificar a la mandataria como aliada de Washington y promotora de acciones hostiles.
El incidente se produce luego de que el mandatario chavista, Nicolás Maduro, anulara un acuerdo gasífero bilateral, con lo cual quedó suspendido el proyecto Dragón, ubicado en aguas venezolanas y que contenía 120 mil millones de metros cúbicos de gas.
El gobierno venezolano sostiene que los ejercicios de Estados Unidos, supuestamente contra el narcotráfico, buscan su derrocamiento. La presencia del USS Gravely y la inminente llegada del portaviones más grande del mundo aumentaron la percepción de amenaza en Caracas. En cambio, Persad-Bissessar defendió la cooperación militar con Washington como parte de la estrategia regional de seguridad.
En un mensaje a la AFP, la primera ministra ironizó la decisión venezolana: “Es una declaración inútil, no tiene ningún efecto en mi vida. Esto solo continúa con su patrón de intentar intimidar a sus vecinos más pequeños”. También cuestionó al autócrata por no confrontar directamente al presidente republicano, Donald Trump, a quien el líder venezolano ha invitado reiteradamente al diálogo.
AFP.
El conflicto diplomático se enmarca en un contexto de tensiones migratorias. Persad-Bissessar ha endurecido su discurso contra los migrantes irregulares y presentó un plan de deportaciones masivas. En Trinidad y Tobago viven unos 40 mil venezolanos, la mayoría en situación irregular y precaria. “Los ciudadanos venezolanos no tienen que pagar por esto”, opinó Yesika Mohammed, trabajadora de un restaurante con doble nacionalidad.
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Maduro respondió con descalificaciones personales y calificó a la primera ministra como “alcahueta propulsora de la guerra”. La crisis bilateral deja en suspenso los proyectos energéticos compartidos y evidencia cómo el Caribe se convierte nuevamente en escenario de disputa entre Caracas y Washington, con Trinidad y Tobago como pieza clave en el tablero regional.
