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María Elena Álvarez-Buylla Roces, extitular del hoy extinto Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt), el cual por un plumazo del expresidente López Obrador pasó a convertirse en el Consejo Nacional de Humanidades, Ciencias y Tecnologías (Conahcyt) y ahora lo ascendieron de rango para quedar como la Secretaría de Ciencia, Humanidades, Tecnología e Innovación (Secihti), resultó muy buena para la pseudociencia de apropiarse de los dineros ajenos.

Y tan seriecita y decente que se veía, ¿verdad?

Sin embargo, ella lo niega todo y, en todo caso, señala a la ‘maldita prensa neoliberal’ de montar una campaña de desprestigio en su contra. Sin embargo, a quien habría de reclamarle es a la Auditoría Superior de la Federación (ASF), pues fue esta instancia quien se encargó de destapar la cloaca en el Conahcyt, al presentar una denuncia formal ante la Fiscalía General de la República (FGR) por posibles malos manejos de recursos que habrían ocasionado un daño al erario superior a los 79 millones de pesos durante la gestión de Álvarez-Buylla Roces.

A principios de este mes las autoridades confirmaron que la FGR, a través de la Fiscalía Especializada en Materia de Combate a la Corrupción ya estaban integrando la carpeta de investigación en contra de quienes resulten responsables.

O sea que mientras desataba una feroz cacería de brujas contra 31 científicos, a quienes acusó ante la FGR por delincuencia organizada y lavado de dinero, al mismo tiempo le hincaba dientes y uñas al presupuesto del Conahcyt  para darse vida de jeque y, al mismo tiempo, forrar a su mamá, a su hija y a su pareja sentimental. ¡Qué poca madre!

Y la verdad es que no hay ni por dónde comenzar con las pillerías de esta señora: en 2019, el Conahcyt derrochó 15.8 millones de pesos para contratar un servicio de comedor gourmet con chef, meseros fifís y hasta un nutriólogo para que diseñara y supervisara los platillos (no fuera a ser que doña María Elena y sus achichincles perdieran la figura).

La beneficiaria de este contrato fue la empresa Pigudi Gastronómico, S.A. de C.V. Y esto a expensas de cancelar becas internacionales y cerrar centros públicos de innovación, lo cual logró gracias al engatusar a López Obrador con un discurso ideológico y adulador.

Posteriormente, por si ya lo olvidaron, se vinieron los fracasototes de los ventiladores Ehécatl 4T y Gätsi (dizque libres de neoliberalismo, para que se curaran más rápido los contagiados por COVID) y la vacuna “Patria”, la cual seguimos esperando a que se autorice por COFEPRIS. Igual y para el sexto piso de la 4ª Transformación ya podrá estar disponible. Ambos proyectos son considerados fraudes monumentales.

Pero si de fraudes hablamos, échenle un ojo a estos: Álvarez-Buylla Roces se “autopagó” 751 mil pesos por un estudio sobre bioquímica, biología molecular, genética y genómica siendo directora del Conahcyt y a su madre, Elena Roces, le autorizó 2.7 millones de pesos para explorar “un área crucial de la patología metabólica: las alteraciones en la diferenciación de células inmunes y adipocitos dentro del tejido graso visceral, y su vínculo con la inflamación sistémica en ratas con hiperinsulinemia y obesidad”.

Y a su pareja sentimental, Juan Carlos Martínez García (investigador nivel 3 del Cinvestav) le dio más de 3 millones de pesos para “proyectos de investigación”.

Pero como decía Raúl Velasco: “¡Aún hay más!”.

 

Contacto.- www.lapoliticamedarisa.mx

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Twitter / X: @yalessandrini1

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