Redacción
Por su investigación sobre los efectos negativos del uso de la inteligencia artificial en el ámbito gubernamental, tres académicos de la Universidad Autónoma del Estado de México (UAEMéx) fueron galardonados con el Premio Christopher Pollitt, otorgado por la International Review of Administrative Sciences al Mejor Artículo Publicado en 2024.
El reconocimiento fue concedido a David Valle Cruz, investigador del Centro Universitario UAEM Tianguistenco; Rigoberto García Contreras, de la Facultad de Contaduría y Administración; y Ramón Gil García, egresado de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales, por el artículo titulado “Explorando los impactos negativos de la inteligencia artificial en el gobierno: el lado oscuro de los algoritmos inteligentes y las máquinas cognitivas”.
La investigación analiza los posibles riesgos que conlleva la implementación de sistemas de inteligencia artificial en instituciones públicas y plantea un modelo sociotécnico que permite identificar sus implicaciones en distintos ámbitos. Este modelo considera cinco dimensiones interrelacionadas: tecnológica, organizacional, política, legal y de mercado, con el propósito de evaluar de forma integral los impactos adversos de estas herramientas.
De acuerdo con Valle Cruz, el estudio surgió de la necesidad de comprender los efectos que las tecnologías emergentes pueden tener sobre la sociedad y la administración pública. Entre los hallazgos más relevantes, se identifican problemáticas como la opacidad en el funcionamiento de los algoritmos, la sustitución de la fuerza laboral, la creciente dependencia tecnológica y la vulnerabilidad en el manejo de datos personales.
El académico subrayó que estos riesgos pueden intensificarse a medida que la inteligencia artificial evoluciona y se vuelve más compleja. No obstante, afirmó que su uso responsable y estratégico puede generar beneficios sustanciales para el desarrollo institucional y social.
Valle Cruz resaltó que el reconocimiento internacional obtenido consolida la presencia de la UAEMéx en el debate global sobre los riesgos y oportunidades de la inteligencia artificial, además de demostrar la capacidad de la universidad para producir conocimiento científico con enfoque ético y de responsabilidad social.