Del Abogado Amigo
Luis Torre Aliyán
Las cosas caen por su propio peso
No hay engaño que no se desenrede con el tiempo, y la mentira siempre tiene su sentencia. Así es en la vida, y en la política.
A veces los castigos pueden no ser sentencias, sino cosas que escapan del ojo público, pero al que obra mal, le va mal. Otras veces sí son sentencias jurídicas, a pesar de que creían que su estafa quedaría impune.
La historia de ex gobernadores de Tamaulipas que han caído tras las rejas después de haber concluido su mandato habla por sí sola. Cuando pensaban que ya la habían librado, se tropezaron judicialmente.
Y fuera con razón, con justificación, con fundamento legal real, con la verdad de los hechos, o sin ninguna de las anteriores, lo cierto es que fueron aprehendidos y encarcelados. Cabeza de Vaca desde antes de llegar al poder habló de revanchas políticas, algunas ocasiones literalmente, y otras entre líneas bajo una retórica que lo daba a entender con claridad.
No metió las manos para que no sucediera lo de Yarrington; y en el caso Eugenio Hernández él mismo orquestó su detención a través de la entonces recién creada Fiscalía Anticorrupción.
Hoy con la facultad de atracción que hace unos días ejerció la Corte sobre el caso de su orden de aprehensión, no debe dormir tranquilo. Por eso siempre he creído en que no se equivocó Nietzsche con la frase: “…cuando miras largo tiempo un abismo, el abismo también mira dentro de ti.”
Recuerdo que en su papel de víctima y “perseguido político” del gobierno federal, grabó múltiples videos “defendiéndose” sabedor de que tenía jueces federales a modo —como Faustino Gutiérrez de Reynosa— y alguna vez sobre tales videos me preguntó un sabio viejón (lo de viejón lo digo con respeto): ¿Te has fijado que el gobernador nunca dice: “No he robado en mi carrera” “No soy millonario” “No soy un corrupto”?
Es decir, en cada video hacía alusión a que le asistía la verdad legal, y que él demostraría ante los tribunales que siempre se condujo conforme a derecho, mas nunca afirmó no ser un ladrón cuya fortuna y patrimonio está hecho al amparo del poder público.
En fin, ahora se sujetará a otra verdad legal, una verdad que será tan subjetiva como la carpeta que le armó él al ex gobernador Eugenio. ¿Cómo le irá? No hay bola de cristal para ver la sesión de los Ministros por adelantado, pero el simple hecho de que hayan atraído el expediente considero es un indicio de lo que puede llegar a ser el sentido del fallo.
A veces la impaciencia hace aparentar durante años que la vida sonríe al malvado, pero el tiempo es el mejor aliado de la verdad, pues aún tarde prevalece; y a la larga, es de hecho el tiempo el peor enemigo de la mentira que, por su propio peso cae.
Cierro con esta frase de Rousseau: “La mentira tiene infinidad de combinaciones, pero la verdad solo tiene un modo de ser”.
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