Por Ana María Vázquez
Voracidad, no encuentro otra palabra para describir el ansia de poder de los Monreal y la exigencia de Saúl, el menor de los hermanos en el “me toca” cuando se habla de la gubernatura de Zacatecas. “El pueblo lo pide” es la excusa del suspirante que con su frase: “el que suspira, aspira” pretende borrar, como con una aspiradora que el nepotismo está prohibido en el partido, “el pueblo lo pide”, vuelve a repetir…¿de veras?, Zacatecas ha sido el coto de poder de los Monreal y prácticamente se han heredado las gubernaturas y presidencias municipales, y la familia, además, está enquistada en casi todas las zonas estratégicas de la política (recordemos que un cuñado de Ricardo Monreal, se “acomodó” en la nueva Suprema Corte) y así, podemos contarlos prácticamente en todas partes en las que hay poder y dinero, “como la humedad” dirían por ahí.
Los Monreal son en parte los responsables, aunque no los únicos, de la imagen del partido, que cada vez va más en declive, cada vez es más un corporativo que el partido que sus fundadores querían; un neopriísmo que acapara votos (igual que poder los Monreal) y que revive la vieja, pero elocuente, frase de Carlos Hank “un político pobre, es un pobre político”, y mientras los partidos se dan con todo y se acusan de todo, ¿se da usted cuenta de que no hay ninguna acusación formal, ninguna carpeta en uno u otro lado? Tanto se le acusó a Xóchitl Gálvez como ahora a Adán Augusto y, al parecer, todo fue un teatro; mismo teatro en el que se montará el drama de Alejandro Moreno, pero todos, de un lado y de otro, se van como Alfaro, forrados de billetes, impunes ante el perjuicio ocasionado al pueblo que gobernó, y con la reputación intacta y a salvo de la cárcel, porque entonces tendríamos que meter a la mayoría a juicio y no alcanzarán los recursos para juzgar a todos junto con los delincuentes que está cosechando Harfuch.
La corrupción sigue y es un hecho, y el descaro de Saúl Monreal solo nos recuerda que todos son actores de la misma farsa, le ponga el color de partido que le ponga. me pregunto si esto que ha pasado en el partido lo vio venir su fundador, y si las voces disidentes como la de Eduardo Cervantes Díaz Lombardo seguirán siendo expulsadas porque según Luisa Alcalde “La ropa sucia se lava en casa” y quizá en el partido sea más adecuado decir:
“Todos somos Saúl”, que “Fuera la corrupción”.
The post ¿Todos son Saúl? appeared first on Diario Basta!.