El uso del confinamiento solitario en los centros de detención de inmigrantes de Estados Unidos se disparó en los últimos meses, en paralelo a la agenda de deportación masiva del presidente Donald Trump y ICE.
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Un informe conjunto de Physicians for Human Rights, el Laboratorio de Inmigración Peeler y la Facultad de Derecho de Harvard revela que entre abril de 2024 y mayo de 2025 más de 10 mil 500 personas fueron sometidas a aislamiento prolongado en instalaciones del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE).
La práctica, definida como mantener a detenidos en celdas pequeñas sin contacto humano significativo durante al menos 22 horas al día, está considerada por Naciones Unidas como tortura psicológica cuando supera los 15 días.
El estudio documenta un crecimiento mensual promedio de 6.5 por ciento en confinamientos durante los primeros cuatro meses del segundo mandato de Trump, más de seis veces el incremento observado al final de la administración de Joe Biden.
El fenómeno golpea con especial dureza a las poblaciones más vulnerables: en el año fiscal 2025, el número de personas con problemas de salud física o mental enviadas al aislamiento aumentó 56 por ciento respecto a 2022 y sus estancias se duplicaron, pasando de un promedio de 14 a 38 días consecutivos. “Son condiciones mucho peores, a pesar de políticas que dicen usarlo solo como último recurso”, advirtió Arevik Avedian, coautor del informe.
Impacto de ICE tras las llegada de Trump
La expansión de recursos para ICE refuerza esta tendencia. La “One Big Beautiful Bill”, promulgada en julio, destina 170 mil millones de dólares a operaciones migratorias y convirtió a la agencia en la fuerza federal de aplicación de la ley más grande y con mayor presupuesto del país.
Según datos oficiales, desde enero arrestaron a más de 210 mil personas y deportadas 216 mil, mientras casi 60 mil permanecen bajo custodia. Organizaciones civiles alertan que la combinación de mayor capacidad de detención y mínima supervisión agrava riesgos de violaciones sistemáticas a los derechos humanos.
AFP |
El informe también describe patrones de uso arbitrario y represalia en instalaciones de Nueva Inglaterra, donde tres de cada cuatro confinamientos superaron el umbral de tortura fijado por la ONU. Se registraron castigos por presentar quejas, solicitar duchas o denunciar agresiones sexuales.
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Los autores instan al gobierno federal a eliminar el confinamiento solitario y frenar la expansión de los centros, así como a firmar protocolos internacionales contra la tortura.