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El Doctor Patán se siente en la obligación de levantar la voz contra el bullying desatado por los errores de ciertos compañeros del aparato político en las diversas ceremonias del Grito y, sobre todo, de proponer una solución de largo aliento.

Pónganse en el lugar de los compañeros. Hablo al tanteo, pero suponte que pasas de un semestre en Ciencias Políticas o Derecho en, digamos, la Universidad Benito Juárez número 1316, en algún lugar del Istmo, a la presidencia municipal de tu comunidad. Estás nervioso. Tienes que acordarte de un montón de nombres y no puedes fallarle al pueblo.

Ensayas frente al espejo: “¡Viva Josefina Ortiz!”. Checas el libro de texto: “Chale. Era Josefa”. Se acerca, implacable, la hora del Grito. Te estresas. Mezcal para los nervios. “¡Viva Josefa Ruiz de Martínez!” Checas de nuevo. “Chale”. Mezcal. “¡Viva Luisa María Ortiz!”. Mezcal. “Viva José Luis de Domínguez!”. Lo mismo.

Por fin, siete mezcales después: “¡Viva Josefa Ortiz de Domínguez!”. Respiras. Entonces, llega el aviso: “Alcalde, me informan que la Presidenta va a llamar a doña Josefa con su nombre de soltera”. Tienes cinco minutos. Te metes dos mezcales. Pides que te chequen qué dice Wikipedia. Resultado, comprensible: “Josefa Ortiz de Pinedo”.

Como hablé, hipotéticamente, del Istmo, podría hablar, siempre hipotéticamente, de Tamazula, Taxco, Puebla de los Ángeles, Tepetitán o los Tuxtlas. Los compañeros del movimiento se desviven, 364 días al año, por llenar de bendiciones al pueblo bueno. Es –pregúntenle a mi Andy– un trabajo extenuante. Te absorbe. Bueno: pues el día 365, el día de la patria, el día de todos, tienen además que aprenderse unos nombres rarísimos. Así es como pasas de, supongo, especulo, empatizo, “Leona del Carpio”, “Leonorilda Ochoa” y “Leoncio Pancracio” a “Leonario Vicario”, y así es como terminas hablando de “Miguel Allende” o “Josefa María Morelos y Pavón”.

Si conozco bien a mis compañeros de movimiento, esta tendencia al error no cambiará en los próximos años. Así que, repito, es momento de una estrategia que deje de exponernos ante el pueblo fiel y, por supuesto, ante la oposición moralmente derrotada, que, sobra decirlo, se dedica a hacer escarnio, con una lamentable falta de espíritu patriótico y sentido de unidad nacional. Propongo lo siguiente: en los años por venir, limitemos el Grito a una frase y un personaje de nuestra historia: “¡Viva el Exquinto Presidente Más Popular del Mundo!”. Aunque no sé si todavía son demasiadas palabras que aprenderse.

 

    @juliopatan09

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El Doctor Patán se siente en la obligación de levantar la voz contra el bullying desatado por los errores de ciertos compañeros del aparato político en las diversas ceremonias del Grito y, sobre todo, de proponer una solución de largo aliento.

Pónganse en el lugar de los compañeros. Hablo al tanteo, pero suponte que pasas de un semestre en Ciencias Políticas o Derecho en, digamos, la Universidad Benito Juárez número 1316, en algún lugar del Istmo, a la presidencia municipal de tu comunidad. Estás nervioso. Tienes que acordarte de un montón de nombres y no puedes fallarle al pueblo.

Ensayas frente al espejo: “¡Viva Josefina Ortiz!”. Checas el libro de texto: “Chale. Era Josefa”. Se acerca, implacable, la hora del Grito. Te estresas. Mezcal para los nervios. “¡Viva Josefa Ruiz de Martínez!” Checas de nuevo. “Chale”. Mezcal. “¡Viva Luisa María Ortiz!”. Mezcal. “Viva José Luis de Domínguez!”. Lo mismo.

Por fin, siete mezcales después: “¡Viva Josefa Ortiz de Domínguez!”. Respiras. Entonces, llega el aviso: “Alcalde, me informan que la Presidenta va a llamar a doña Josefa con su nombre de soltera”. Tienes cinco minutos. Te metes dos mezcales. Pides que te chequen qué dice Wikipedia. Resultado, comprensible: “Josefa Ortiz de Pinedo”.

Como hablé, hipotéticamente, del Istmo, podría hablar, siempre hipotéticamente, de Tamazula, Taxco, Puebla de los Ángeles, Tepetitán o los Tuxtlas. Los compañeros del movimiento se desviven, 364 días al año, por llenar de bendiciones al pueblo bueno. Es –pregúntenle a mi Andy– un trabajo extenuante. Te absorbe. Bueno: pues el día 365, el día de la patria, el día de todos, tienen además que aprenderse unos nombres rarísimos. Así es como pasas de, supongo, especulo, empatizo, “Leona del Carpio”, “Leonorilda Ochoa” y “Leoncio Pancracio” a “Leonario Vicario”, y así es como terminas hablando de “Miguel Allende” o “Josefa María Morelos y Pavón”.

Si conozco bien a mis compañeros de movimiento, esta tendencia al error no cambiará en los próximos años. Así que, repito, es momento de una estrategia que deje de exponernos ante el pueblo fiel y, por supuesto, ante la oposición moralmente derrotada, que, sobra decirlo, se dedica a hacer escarnio, con una lamentable falta de espíritu patriótico y sentido de unidad nacional. Propongo lo siguiente: en los años por venir, limitemos el Grito a una frase y un personaje de nuestra historia: “¡Viva el Exquinto Presidente Más Popular del Mundo!”. Aunque no sé si todavía son demasiadas palabras que aprenderse.

 

    @juliopatan09

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