Terreno de conjeturas y de encuestas de victimización, la cifra negra encuentra en los reportes a la línea de emergencias 9-1-1 su imprevisible conversión: conocer de ella es un insumo para validar la alineación virtuosa, con enorme esfuerzo ciudadano e institucional, entre el decremento de la incidencia delictiva y la mejora en la percepción de seguridad.
En el más alto contraste con lo sucedido en casos negativamente tan emblemáticos como Sinaloa, y en consonancia con los siete años de la estrategia iniciada por Claudia Sheinbaum, ahora profundizada en la capital nacional, también la cifra negra confirma tendencias positivas.
Esa cifra misteriosa es atisbable mediante análisis de llamadas al 9-1-1 en la medida en la que muchos reportes de incidencias o tentativas nunca llegan al ministerio público, aunque sí lo hacen a las más de 200 personas atentas 24/7 a las urgencias de la población.
La caída en los delitos de alto impacto, expuesta este martes en el informe mensual de seguridad presentado por la jefa de Gobierno de la Ciudad de México, Clara Brugada, encuentra en aquellas llamadas una confirmación de lo captado por los registros oficiales: la capital mantiene su trayecto hacia un entorno más seguro.
En agosto de este año, los registros de ilícitos disminuyeron 18 por ciento respecto a agosto de 2024 —en ese periodo los reportes al 9-1-1 bajaron 12.4 por ciento—, y en el acumulado de enero a agosto la reducción es de 12 por ciento. Se trata de una tendencia sostenida desde 2019, que ha colocado a este agosto como el menos violento desde 2012 y el segundo mes con menos homicidios en trece años.
La paz tuvo su mejor agosto el mes pasado en la CDMX.
Brugada escribió en el back de la conferencia: “Ciudad de México. + Seguridad, – Impunidad, – Desigualdad”. El conjunto es resultado de un enorme trabajo colaborativo de la Secretaría de Seguridad Ciudadana, la Fiscalía General de Justicia, fuerzas federales y una población crecientemente apoyadora de las instituciones de seguridad, a juzgar por las encuestas del Inegi.
La jefa de Gobierno instruyó la construcción de 45 territorios de paz e igualdad y la profundización de la proximidad policial para focalizar el esfuerzo futuro sin desatender a la totalidad del territorio.
La línea de emergencias del C5 se representa así como un validador de la tendencia general. Quien llama lo hace en un momento de urgencia, impulsado por la necesidad de ayuda y no por el cálculo jurídico de sostener un proceso legal. Esa diferencia hace de los reportes una fuente valiosa para dimensionar lo ocurrido más allá de los expedientes judiciales.
En Police for the Future (1994), el criminólogo David Bayley argumenta que el futuro de la seguridad depende de cómo la autoridad integre información proveniente de la comunidad y no sólo de registros oficiales. Esos datos son una ventana a la cifra negra.
Triunfos definitivos no existen. El desafío es mejorar los resultados de manera consistente. Por lo pronto, la no violencia tuvo un magnífico agosto.
@guerrerochipres