Comunidades mayas y organizaciones civiles presentaron una nueva denuncia popular regional en contra de las granjas porcícolas en Yucatán.
Dicho recurso está respaldado con estudios científicos que confirman que el agua está contaminada con bacterias y materia fecal de cerdos, incluso la que está destinada al consumo humano.
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Por lo anterior, reclamaron medidas inmediatas para frenar la polución del líquido y proteger la salud de la población. La exigencia, recalcaron, no es sólo que se reconozca el problema, sino que se actúe legalmente para detenerlo.
La abogada Lourdes Medina Carrillo explicó que la acción legal se interpuso en Mérida y este martes también fue entregada en las oficinas de la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa) y la Comisión Nacional del Agua (Conagua) en la Ciudad de México.
RESPALDO DE EXPERTOS
Detalló que las pruebas incluyen estudios de la UNAM que confirman la presencia de microorganismos de heces porcinas en cenotes, pozos y agua potable de comunidades como Kinchil, Maxcanú, Kopomá y Santa María Chi.
De igual forma, un análisis reciente de la Universidad Johns Hopkins, una de las instituciones de salud pública más prestigiosas del mundo, confirmó, mediante un marcador genético denominado Pig-2-Bac, que la contaminación de pozos en Kinchil y de aguas superficiales en Maxcanú proviene directamente de dichos residuos.
“Hoy hablamos con pruebas. El riesgo para la salud y la vida de la niñez, de las personas adultas mayores y de toda la población es real y actual”, advirtió Medina.
Precisó que más de 500 granjas porcinas operan en Yucatán y que menos de 10 por ciento cuentan con estudios de impacto ambiental autorizados.
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El abogado y activista Jorge Fernández Mendiburu recordó que en 2020 ya se había presentado una denuncia similar, lo que derivó en un informe de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales que documentó daños ambientales y riesgos a la salud.