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Nuevamente México se convirtió en trending (tendencia) durante el pasado fin de semana. Lamentablemente no se trató de alguna situación que sumara a lo positivo, sino que se trató de algo que restó hacia lo negativo y que nos dejó muy mal parados ante el escrutinio internacional.

A lo que me refiero es a un par de microepisodios que se presentaron en el marco de la edición XLII del Maratón Internacional de la Ciudad de México, celebrado este domingo y que dieron la nota por las repercusiones que detonaron y que dejaron al descubierto situaciones que son muy comunes en el día a día de millones de mexicanos pero que en esta ocasión impactaron a deportistas de élite.

En el primero, un par de paratletas, el colombiano Francisco Sanclemente y nuestro compatriota Gonzalo Valdovinos, registraron una colisión en el kilómetro 20 de la competencia cuando el primero intentó esquivar un bache (sí, ¡un bache en un maratón internacional!) y el segundo ya no se pudo frenar, lo que provocó que ambos terminaran sobre el pavimento.

El saldo final de este choque dejó al cafetalero fuera de la competencia por lesión, mientras el mexicano pudo reincorporarse para recuperar posiciones y acabar tercero en su categoría.

Y, el segundo, al momento de la premiación, nuestro compatriota Marco Antonio Caballero Padilla, quien se adjudicó la segunda posición en la categoría de capacidades diferentes (personas con discapacidad motriz en silla de ruedas), aprovechó el momento en el que le fue prestado el micrófono para denunciar el mal estado del pavimento en el que se corrió el maratón y también para reclamarle al comité organizador por la discriminación de la que son objeto los corredores discapacitados, en comparación con los atletas convencionales, pues mientras los segundos reciben su premio en dólares los primeros lo reciben en pesos mexicanos.

El reclamo de Marco está plenamente justificado, pues mientras él recibió 37 mil pesos por su segundo puesto, una cantidad ridícula si la comparamos con lo que habrá costado su preparación para esta justa, el ganador del segundo lugar en la categoría de corredores convencionales se embolsó 20 mil dólares… ¡casi 400 mil pesos!

¡Vaya falta de respeto!

Estas situaciones, la de los baches y la de la discriminación dejan al descubierto, por enésima ocasión, un par de plagas que durante décadas han asolado a millones de mexicanos comunes y corrientes durante su día a día: el pésimo estado en el que se encuentran miles de vialidades (no sólo de la Ciudad de México, sino de todo el país) y la discriminación, el maltrato, el desprecio y el menosprecio hacia la población que presenta capacidades diferentes y a la que las autoridades han anulado e invisibilizado a grado tal que en estos momentos no existen políticas públicas encaminadas a aligerarles su cotidianeidad.

Es la hora en que nadie desde el comité organizador o del deporte del Gobierno de la CDMX sale a decir esta boca es mía para dar una explicación convincente sobre el porqué los atletas discapacitados ganan muchísimo menos que los convencionales.

¡Qué pena!

 

Contacto.- www.lapoliticamedarisa.mx

alessandriniyazmin@yahoo.com.mx

Twitter / X: @yalessandrini1

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