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Presidencia del TEPJF en duda Al menos 900 juzgadores se quedarán sin beneficio económico

El mercado laboral mexicano atraviesa una fase de estabilidad aparente, pero con grietas que no se pueden ignorar. En el segundo trimestre de 2025, la tasa de desempleo se mantuvo en 2.7%, prácticamente igual que el año pasado. A primera vista, parecería que no hay problema. Pero si miramos más de cerca, la realidad es otra: en ese periodo se crearon apenas 113,599 puestos de trabajo, la cifra más baja para un trimestre abril-junio en diez años –si dejamos fuera los años de pandemia.

La situación se complica cuando vemos qué tipo de empleo se está generando. En un año, el sector formal perdió casi 285,000 plazas. En contraste, la informalidad sumó 398,376 trabajadores. Sin embargo, lo llamativo es que este crecimiento no se explica por la expansión de pequeños negocios informales, sino por el aumento del empleo informal dentro de unidades económicas formales: casi 550,000 personas se incorporaron de manera irregular a empresas establecidas o incluso a dependencias públicas. Es decir, los mexicanos laboran sin seguridad social, prestaciones ni estabilidad en sus ingresos –hay ocupación, sí, pero no necesariamente empleo que garantice sus derechos.

Esto se refleja en la pobreza laboral, que aumentó en el segundo trimestre: 35.1% de la población no pudo cubrir el costo de la canasta básica con lo que gana. En estados como Chiapas, Oaxaca y Guerrero, más de la mitad de la población trabajadora se encuentra en esta situación, mientras que en Baja California Sur o Quintana Roo la proporción baja a menos de uno de cada cinco.

A la fragilidad del ingreso, se suma un factor demográfico: los mexicanos viven más tiempo. Para este año, la expectativa de vida alcanzó los 75.4 años. Esto, en teoría, debería ser un triunfo, pero en una economía que crece poco, se convierte en un desafío; pues ¿Cómo sostener pensiones, servicios de salud y empleos dignos en una sociedad que se prolonga en el tiempo si el ingreso real per cápita apenas llegó a 3,386.17 pesos?

Por otra parte, las desigualdades internas refuerzan el problema. Las mujeres ganan, en promedio, 20% menos que los hombres. Es decir, por cada peso de un trabajador varón, una mujer recibe 80 centavos. No es casualidad que 14.3% de ellas estén en pobreza laboral, frente a 9.2% de los hombres.

El trasfondo de todo esto es el bajo dinamismo económico. La actividad productiva creció apenas 0.2% en junio y cayó 0.1% en julio. La inversión productiva acumula nueve caídas consecutivas y la industria —que representa una quinta parte del PIB— apenas generó poco más de mil empleos en lo que va del año. Por lo que bajo estas condiciones, las metas oficiales en materia de creación de empleos –dignos– parecen más un deseo que una realidad.

Sin duda, lo que muestran estas cifras es que México no enfrenta un problema de desempleo masivo, sino algo más sutil y grave: el riesgo de consolidar un mercado laboral donde el trabajo existe, pero no alcanza para vivir. Y en un contexto donde la sociedad vive cada vez más, esa brecha no sólo es un problema coyuntural: es la antesala de un futuro hipotecado.

 

Consultor y profesor universitario
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