Por Juan R. Hernández
Por mucho tiempo, la diversidad sexual y de género ha sido usada como estandarte temporal por partidos que, llegado junio, ondean banderas multicolor y, en cuanto pasan las marchas, las guardan en un cajón. La diputada Xóchitl Bravo de Morena, lanzó esta semana un mensaje directo: “No basta, sólo cuando es el mes del orgullo, ponerte la bandera en la mejilla, si en los hechos se hace todo lo contrario”. Un dardo dirigido, sobre todo, a la oposición que se retira del pleno cuando se abordan estos temas.
Bravo encabezó, junto con Diana Sánchez Barrios y Rebeca Peralta León, un encuentro con colectivos LGBTTTIQ+ en el Congreso capitalino. Allí se comprometieron a impulsar medidas de fondo: capacitación a legisladores y funcionarios, campañas en escuelas y espacios públicos, y exigencia al Metro y a instituciones públicas para que cumplan protocolos contra la discriminación. Es un paso importante, aunque insuficiente si no se traduce en resultados palpables.
Porque la realidad es dura: agresiones a personas trans en el transporte, abusos policiales en centros de reclusión, discriminación en instituciones. La comunidad no pide favores, exige derechos. Y estos no pueden depender de cálculos electorales.
El reto para Morena —y para todo el Congreso— es demostrar que su respaldo no es pose, sino compromiso. Que la transformación también es cultural y se refleja en la vida cotidiana de quienes aún hoy son marginados.
En paralelo, es alentador ver que la solidaridad social no se limita a discursos. La Asociación Movimiento Nueva Aztlán organiza este fin de semana un Mochilatón para apoyar a niños sin recursos. Gestos como éste nos recuerdan que la empatía se ejerce, no se proclama.
Así debería ser también con la diversidad sexual: menos fotos de ocasión y más acciones que cambien vidas. Porque la igualdad no es bandera de campaña; es un derecho que debe ondear todos los días.
The post Congruencia appeared first on Diario Basta!.