Por Eduardo López Betancourt
Hace ya muchos años, 55 para ser exactos, se fundó la Asociación Civil GRUPO ACA. Desde sus orígenes se consolidó como la organización ciudadana más importante, caracterizada por la discusión de temas torales, tanto de la ciudad de Acapulco como del estado de Guerrero.
En poco tiempo alcanzó un gran prestigio; tanto así, que para los gobernantes resultaba un privilegio acudir a exponer sus ideas y proyectos. El GRUPO ACA, se distinguió siempre por su espíritu crítico y, al mismo tiempo, por su carácter propositivo.
Hace unos días tuve el privilegio de ser invitado por su presidenta, la Contadora Pública Margarita Nájera, acompañada por el Doctor Rodrigo Reyes, quienes me brindaron una cálida bienvenida que me obligó a ser recíproco. En mi exposición abordé con claridad los severos problemas que padece la bella entidad suriana. Lo más valioso, sin embargo, fue la coincidencia de ideas con otros expositores, personalidades que han hecho de su vida un ejemplo de virtudes.
Más allá de mis opiniones, lo realmente relevante fue lo que escuché: la actitud decidida de quienes buscan poner fin a gobiernos de facto impregnados de nepotismo, donde la corrupción se incrementa y la política se convierte en un instrumento de persecución. Esta realidad genera un temor fundado, en el que el riesgo de perder la vida es inminente.
Resultó particularmente interesante escuchar los planteamientos en torno al grave problema del narcotráfico, un mal que azota a todo el país, pero que en Guerrero se intensifica con la lucha de grupos mafiosos alentados y protegidos, muchas veces, por las propias autoridades.
Se expresó también una severa preocupación por el nuevo sistema judicial y por la posibilidad de un aberrante nepotismo que consistiría en que la actual gobernadora entregara el poder a su padre, un personaje cuestionado y nunca reconocido por la ciudadanía.
Asimismo, se reclamó la ausencia de programas, proyectos y planes capaces de impulsar a Guerrero hacia mejores niveles de vida. La pobreza, lamentablemente, se ha convertido en una constante, y la economía depende de las remesas y de los apoyos sociales, mientras la agricultura y la ganadería permanecen olvidadas.
En conclusión, fue una reunión enriquecedora que nos dejó a todos los asistentes un compromiso firme: luchar por un Guerrero mejor.
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