El presidente estadounidense, Donald Trump, y su homólogo ruso, Vladimir Putin, se dieron un apretón de manos y sonrieron en una base aérea de Alaska justo antes de comenzar una cumbre que podría ser decisiva para el futuro de Ucrania.
Ambos llegaron en sus aviones presidenciales y caminaron bajo un cielo gris para saludarse en la pista, antes de avanzar juntos por la alfombra roja para recibir un saludo de guardia de honor.
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Primera vez que Putin visita suelo occidental tras la Guerra de Ucrania
Es la primera vez que Putin pisó suelo occidental tras el inicio de la invasión de Ucrania en febrero de 2022, una guerra que ha causado la muerte de decenas de millas de personas y en la que Rusia gana terreno. Actualmente controla aproximadamente una quinta parte de Ucrania.
Estaba previsto que ambos dirigentes hablaran a solas, por mediación solo de intérpretes, según el Kremlin.
Finalmente Trump estuvo acompañado por su jefe de la diplomacia, Marco Rubio, y el enviado especial Steve Witkoff, informó la portavoz de la Casa Blanca, Karoline Leavitt, periodista a bordo del Air Force One.
Zelenski afirma tensiones
Para el presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, es otro día de tensión. Hasta ahora ha rechazado públicamente la presión de Trump para que ceda territorio.
“Es hora de poner fin a la guerra, y los pasos necesarios deben ser dados por Rusia. Contamos con Estados Unidos”, escribió Zelenski en redes sociales este viernes.
A su llegada a Alaska, el jefe de la diplomacia rusa rechazó hacer pronósticos. “Nunca hacemos suposiciones anticipadas”, dijo vestido con una camiseta que lleva la palabra “URSS” escrita en ruso.
Trump ha prometido consultar rápidamente con los líderes europeos y con Zelenski.
Según él, para alcanzar un acuerdo final hace falta una reunión tripartita con Zelenski y repartir el territorio.
Antes de partir a Alaska, Trump habló por teléfono con el presidente de Bielorrusia, Alexander Lukashenko, un aliado cercano de Putin que permitió al ejército ruso utilizar su territorio para atacar a Ucrania.
Antes de regresar a la Casa Blanca en enero, Trump presumió de buena relación con Putin, culpó a su predecesor demócrata Joe Biden de la guerra en Ucrania y prometió lograr la paz en 24 horas.
Pero a pesar de las llamadas telefónicas a Putin y de una bronca pública con Zelenski en febrero en la Casa Blanca, el jefe del Kremlin se obstina.
Trump se ha reconocido sintiéndose frustrado con Putin y ha advertido de “consecuencias muy graves” si no acepta un alto el fuego.
La elección de Alaska no es casualidad.
Para llegar a Alaska, Putin, objeto de una orden de arresto de la Corte Penal Internacional, de la que Estados Unidos no es miembro, solo tiene que cruzar el estrecho de Bering.
Además, Alaska es un territorio con pasado ruso ya que fue cedido por Rusia a Estados Unidos en el siglo XIX.
Moscú ha citado este acuerdo para demostrar la legitimidad de los intercambios de territorios.
En Anchorage, la ciudad más grande de Alaska, los manifestantes han colocado carteles de solidaridad con Ucrania.