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Por presunta indisciplina cambian de penal a Alex Marín Nodal se hace bolas con las fechas

Vas llegando a tu domicilio y percibes que hay una oscuridad inusual. Observas y te das cuenta que la luminaria que está a unos metros de tu vivienda está apagada. Esta es parte de seis lámparas que integran el sistema público de iluminación de la calle donde vives y que permite que tú y tu familia se sientan seguros. Haces cara de resignación y entras a tu casa.

Después de seis o siete semanas, llegas un día, luego de una larga jornada de trabajo y, tras percibir que regresó la luz frente a tu hogar, piensas: ya la arreglaron; menos mal. Tú no lo sabes, pero hay una vecina que, al darse cuenta de la falla, hizo un reporte en la alcaldía solicitando la reparación para luego darle seguimiento a la solicitud. Tras varios días —y quizás algo de suerte—, acudió una cuadrilla de servicios urbanos de la dependencia y arregló el desperfecto.

¿Qué es la participación ciudadana, cuál es su relación con la democracia y qué relevancia tiene en el desarrollo de la sociedad? Quizás no son pocos los que tienen una idea de lo que ésta significa, pero sí lo son quienes la ejercen a plenitud y valoran su importancia.

La Ley de Participación Ciudadana de la Ciudad de México (2019) la define como el conjunto de actividades mediante las cuales toda persona tiene el derecho individual o colectivo para intervenir en las decisiones públicas, deliberar, discutir y cooperar con las autoridades, así como para incidir en la formulación, ejecución y evaluación de las políticas y actos de gobierno de manera efectiva, amplia, equitativa, democrática y accesible; y en el proceso de planeación, elaboración, aprobación, gestión, evaluación y control de planes, programas, políticas y presupuestos públicos.

Participación ciudadana es, en la práctica, la forma que tenemos los ciudadanos de incidir en las acciones y decisiones de gobierno que afectan nuestra calidad de vida, así como de ser un contrapeso que limita al poder mediante la exigencia de responsabilidad, transparencia y rendición de cuentas.

La participación inicia desde lo local, en nuestra calle, manzana y colonia, hasta en la ciudad en que vivimos. La organización vecinal, con el fin de generar mejoras y solventar carencias en nuestro entorno, trasciende hacia ámbitos del interés comunitario, como la seguridad, la denuncia ciudadana, el presupuesto participativo, así como en temas de planeación y desarrollo urbano, e incluso, de defensa legal de nuestros barrios ante arbitrariedades de gobiernos y de algunos empresarios.

En lo que lees este texto hay muchas personas que, sin un interés individual, están trabajando para que tú y yo podamos vivir en un mejor lugar. No es fácil. Para lograrlo se necesita compromiso, tiempo y recursos económicos.

Democracia no solo es salir a votar de vez en cuando, o hacer catarsis en chats vecinales, tampoco lo son las consultas populares o los foros simulados por la autoridad para legitimar sus unilaterales decisiones. La democracia es ciudadanía, es compromiso, exigencia, pluralidad y formación de comunidad. Si no valoramos la importancia que tiene nuestra participación —individual y colectiva— en los asuntos públicos seguiremos siendo cómplices de la degradación democrática que vive hoy nuestro país.

 

     @isilop

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