Las declaraciones del primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, en torno a la visión de un “Gran Israel” provocó una ola de condenas en el mundo árabe, donde gobiernos de la región calificaron sus palabras como una amenaza a la soberanía y a la estabilidad regional.
Durante una entrevista con la cadena I24 News, Netanyahu respondió afirmativamente cuando se le preguntó si apoyaba la idea de un “Gran Israel”, concepto asociado a las fronteras bíblicas del rey Salomón que incluirían Cisjordania y partes de Jordania, Líbano y Siria.
Te puede interesar:
La afirmación generó de inmediato la protesta de países vecinos como Egipto y Jordania, ambos con tratados de paz con Israel.
El ministerio egipcio de Exteriores condenó las expresiones y solicitó aclaraciones a Tel Aviv, advirtiendo que tales posturas reflejan un rechazo a la paz. Jordania, por su parte, habló de “una peligrosa escalada provocadora”. Irak denunció las “ambiciones expansionistas” de Israel, mientras que Arabia Saudita reiteró su rechazo a cualquier plan de colonización.
Pelea por territorio
La controversia coincidió con el anuncio del ministro israelí de Finanzas, Bezalel Smotrich, quien instó a acelerar el proyecto E1, que prevé la construcción de tres mil 400 viviendas en Cisjordania y la anexión de este territorio.
“Con hechos concretos responderemos a quienes buscan reconocer un Estado palestino”, dijo, al tiempo que llamó a Netanyahu a aplicar la soberanía israelí en toda Judea y Samaria.
El proyecto ha generado rechazo internacional. La Organización de las Naciones Unidas advirtió que dividiría Cisjordania y bloquearía la posibilidad de un Estado palestino, mientras que la Unión Europea y Alemania se declararon firmemente opuestas.