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Según el licenciado López Obrador, las mujeres, que cuidan a sus viejitos cuando están malitos –ya saben: les limpian las babas, les quitan la papilla de la comisura, les preparan sus frijolitos y les ponen la inyección– son el mejor sistema de seguridad social del mundo. Normal. Como recordarán, en una mañanera dijo que no le latía hablar de un feminicidio porque distraía de las cosas importantes, que eran sus logros como presidente. Bueno, y acusó a las feministas que protestaban en la ciudad de “conservadoras”.

Al Cuau, acusado de lo que ya sabemos por su media hermana, lo arroparon varias diputadas de Morena al grito de “No estás solo”, convertido ya en un motto de todo el morenismo –como les podrá contar Adán Augusto, que también está rete acompañado en sus cuitas–. A propósito, el “10” logró lo que nadie: ser sancionado por Violencia Política de Género sin pertenecer a un medio crítico del oficialismo o ser un ciudadano inconforme con el desempeño de algún representante del nuevo régimen, llámese Dato Protegido, Noroña o Layda sensores. Sí: lo sentenció el Tribunal Electoral por sus agravios a Juanita Guerra, compañera del movimiento. Claro, es una sanción barata. A él solo lo pusieron en una lista del INE. No lo obligaron a disculparse durante 15 o 30 días, ni a presentarse en el Senado a pedirle perdón al presidente del mismo, que le aventó al ciudadano quejoso a su equipo jurídico. Como no tiene un comisario político supervisando lo que publica, cosa que sí le pasa al diario “Tribuna” de Campeche.  Pues sí. Lo de la Violencia Política de Género fue, desde su concepción, una herramienta censora para amedrentar opositores, no una búsqueda de justicia para las mujeres. Pero bueno, ahí queda.

A las diputadas que no se sumaron al coro e impulsaban el desafuero del gran goleador, según fuentes confiables, las amedrentaron dos de los jefazos del chairismo en la cámara baja, uno de los cuales, faltaba más, se lanzó con el eslogan que distingue a un machirulo sin necesidad de que medie otra palabra: “Yo soy feminista porque me crié con mi mami, mi abue y mis hermanas”.

Así pues, ¿cómo sorprenderse de que el otro día no invitaran a Luisa Alcalde a la plenaria del grupo parlamentario de Morena, por decisión de un hombre cabal, pleno, como Ricardo Monreal? Luego enmendó, ciertamente, pero el principio es el mismo. Aunque Morena es el movimiento más feminista de la historia, hay que seguir un caminito que está señalizado así: “Por el bien de todos, primero los hombres”.

 

    @juliopatan09

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