Un informe respaldado por la Organización de las Naciones Unidas (ONU) documenta la detención y tortura de niños de apenas dos años en centros de reclusión, usados como rehenes cuando las fuerzas de seguridad no logran capturar a sus padres opositores.
El documento, elaborado por el Mecanismo Independiente de Investigación para Myanmar, recoge testimonios que revelan palizas, descargas eléctricas, estrangulamientos, extracción de uñas, violencia sexual y quema de genitales.
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Desde el golpe de Estado de 2021, que depuso a la líder electa Aung San Suu Kyi, el país vive un conflicto interno que ha desplazado a millones y provocado una escalada de crímenes de guerra y de lesa humanidad, cometidos tanto por el Ejército como por grupos armados opositores. El informe advierte de un aumento en la frecuencia y crueldad de los abusos contra detenidos, la mayoría encarcelados sin debido proceso.
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En los últimos cuatro años 30 mil personas han quedado arrestadas
El organismo estima que unas 30 mil personas han quedado arrestadas en cuatro años, muchas en condiciones inhumanas. Entre las pruebas recabadas —más de 1,300 fuentes, incluidas 600 declaraciones presenciales, fotografías, videos, documentos y evidencias forenses— figuran casos de menores sometidos a violencia física y sexual.
La investigación también señala el uso creciente de bombardeos aéreos contra objetivos civiles, como escuelas, hospitales y templos, incluso después del devastador terremoto de marzo pasado. La junta niega las acusaciones y culpa a “terroristas” de la violencia.
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Los hallazgos alimentan causas abiertas en la Corte Penal Internacional, la Corte Internacional de Justicia y tribunales nacionales, incluida Argentina. En noviembre, la CPI emitió una orden de arresto contra el jefe militar Min Aung Hlaing por crímenes contra los rohinyás, minoría que enfrenta nuevamente persecución en el estado de Rakáin.
