La inflación al productor en Estados Unidos registró en julio su mayor alza desde 2022, impulsada por un incremento generalizado en los costos de servicios y bienes, según datos del Departamento de Trabajo.
El Índice de Precios al Productor (IPP) subió 0.9% mensual, muy por encima del 0.2% previsto por analistas y tras permanecer sin cambios en junio.
Se trata del mayor avance desde marzo de 2022 y refleja presiones inflacionarias que podrían repercutir en toda la cadena de suministro.
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El reporte detalla que los servicios lideraron el repunte con un alza de 1.1%, superando al incremento del 0.7% en los bienes.
Este comportamiento coincide con un contexto de políticas comerciales más agresivas, como los aranceles “recíprocos” aplicados por el presidente Donald Trump a decenas de países, lo que genera incertidumbre en costos y precios finales.
Para el mercado, el dato envía señales mixtas: por un lado, sugiere una economía que mantiene actividad y demanda robusta; por otro, plantea el riesgo de que la Reserva Federal mantenga o incluso endurezca su política monetaria para contener presiones inflacionarias.
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Los analistas advierten que, de persistir estos niveles, el impacto podría sentirse en márgenes empresariales y precios al consumidor, afectando desde las cadenas de suministro industriales hasta el comercio minorista.
El resultado de julio sobre la inflación al productor rompe con la estabilidad previa y reabre el debate sobre la sostenibilidad del crecimiento económico en un entorno de costos al alza.