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En la Ciudad de México, la voz de un extorsionador es mucho menos fuerte respecto del 2018 o de algunas otras entidades. Hace siete años bastaba una llamada telefónica para doblegar la voluntad y vaciar cuentas. Ahora, la probabilidad de fracaso delincuencial es más alta.

No es ningún milagro, es resultado de una estrategia sostenida en tecnología, coordinación institucional y, sobre todo, en una ciudadanía que ha aprendido a colgar el teléfono. Fundamentalmente, desde el punto de vista de liderazgo, destaca el de la presidenta Claudia Sheinbaum, la primera en atacar sistemática y directamente organismos de origen sudamericano y local, así como promover persecución, por ejemplo, de aquellos a quienes llamamos montadeudas en 2022, un tipo de cobranza ilegítima.

La CDMX se ha convertido en una especie de laboratorio contra la extorsión, al cual la actual jefa de Gobierno, Clara Brugada, ha agregado otros recursos.

Si la extorsión es, en su gran mayoría, un delito que entra por el oído —98 por ciento de los casos son telefónicos—, la línea de defensa no es solamente policial, sino cognitiva: reconocer señales, identificar teléfonos y cortar la comunicación.

El 089 para denuncia anónima y la Línea Antiextorsión 55 5036 3301 son pilares de esta respuesta. El primero, con alcance nacional y atendido en cada entidad, ha sido relanzado por Sheinbaum en el marco de la Estrategia Nacional contra la Extorsión. El segundo, activado en noviembre pasado por Brugada, se diseñó como una vía directa y especializada para denunciar, confirmar si la llamada es parte de un patrón criminal y, sobre todo, eludir a los extorsionadores.

En la CDMX ambos números los operamos desde el C5 y en lo que va del año hemos atendido 9 mil 596 reportes. La estadística revela un aspecto clave: la caída drástica en la efectividad del delito. Mientras hace siete años el 90 por ciento de los casos se consumaba, ahora, el 87 por ciento queda en tentativa.

El miedo se combate con información y respaldo institucional. Desde que el ciudadano sabe que puede llamar, confirmar y recibir instrucciones claras, la dinámica del crimen se quiebra y no hay control absoluto por parte del extorsionador.

A nivel nacional, los resultados respaldan esta estrategia. En la conferencia mañanera de ayer, el Secretario de Seguridad y Protección Ciudadana, Omar García Harfuch, informó que a través del 089 se recibieron más de 18 mil llamadas en poco más de un mes. De ellas, el 58 por ciento fueron extorsiones no consumadas.

En el caso minoritario pero persistente de la extorsión presencial, la estrategia incorpora un enfoque distinto. Con la Fiscalía General de Justicia y la Secretaría de Seguridad Ciudadana y el Consejo Ciudadano, todos de la CDMX, se organizan talleres comunitarios donde se enseña a identificar modus operandi, simular pagos y, bajo coordinación policiaca, detener en flagrancia a los responsables.

Ahora existe la probable homologación nacional de esfuerzos inspirados en la CDMX.

 

   @guerrerochipres

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