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De heroína a fentanilo, 49 años de narcotráfico y de corrupción Lluvias rompen récords y tienen a la CDMX en alerta: Gobierno

Será en 2026 cuando el Gobierno de México dé la última estocada al sistema democrático del país.

Este lunes iniciaron los trabajos de la Comisión presidencial para redactar la reforma electoral en los que la oposición no está invitada a participar, por lo que sus integrantes sólo podrán sumarse a la “lluvia de ideas”, pero como ciudadanos, no como partidos políticos; lo que resulta incongruente, toda vez que será la primera ocasión en que una reforma electoral sea construida por el gobierno sin consultar a las minorías.

Al conocer los 14 temas que serán discutidos en los foros que organizará la presidencia y las encuestas que hará a los ciudadanos, no queda duda que se busca dar un revés a la democracia mexicana, a la autonomía, a la representación de las minorías y volver a centralizar la organización electoral, tal como en el viejo régimen priista.

Qué conveniente que el gobierno federal, el mismo que construye el Presupuesto y que requiere más recursos -casi un billón de pesos- para cubrir los programas sociales del próximo año, sea el que defina el recorte al financiamiento y prerrogativas de partidos; así como la fiscalización y los gastos de los institutos políticos.

Qué conveniente que el mismo gobierno, cuyo partido es mayoría en el Congreso, decida sobre la postulación de candidatos y el tiempo de las campañas electorales y preelectorales.

Nada más conveniente para un movimiento que ya logró tener el control del Poder Judicial, para revisar la efectividad del sufragio; la regulación de la competencia político-electoral; libertad de difusión de opiniones, informaciones e ideas; la propaganda de poderes y organismos públicos y el sistema de votación y de cómputos dentro del territorio nacional y en el extranjero.

Y por si no bastara con el control de los tres Poderes de la Unión, ahora también el Gobierno de México definirá la nueva composición de las autoridades electorales administrativas y jurisdiccionales; los requisitos de elegibilidad; la inmunidad de funcionarios elegidos por el pueblo, así como las consultas populares y revocaciones de mandatos.

Por años, los actuales gobernantes y servidores públicos, pugnaron por ser contemplados como minoría, por lo que la ausencia de la oposición en la construcción de la nueva reforma electoral tiene más tintes de revancha que de democracia.

 

Y en Pregunta Sin Ofensa:

Qué tan podrida puede estar la política y la impartición de justicia en el país, que mientras los representantes populares presumen sus lujos, un niño de cinco años es asesinado porque su madre no tuvo mil pesos para pagar una deuda a sus captores.

 

    @aguilarkarina

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