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CEESP espera baja en la tasa de informalidad ¿Cuánto valen nuestros niños?

Lo único que nos han dado al sector obrero ha sido un golpeteo constante, donde hemos perdido parte de nuestros derechos y conquistas laborales. Esa es la grandiosa participación de los legisladores que dicen representar al sector y que llegaron vía plurinominal, es decir, sin el voto de los trabajadores ni de los mexicanos.

Sin duda, es uno de los dedazos más costosos. Se han convertido en el intercambio de favores que lleva implícito el sacrificio de la clase trabajadora. La cosa es tan torcida que somos los mexicanos, con nuestros impuestos, los que pagamos esos intercambios y pactos que se hacen.

Los legisladores plurinominales tienen su origen en 1977. Fueron creados para representar a las minorías y para crear un equilibrio; en pocas palabras, para impedir que existiera un partido único. Hoy, es un hecho que ninguno de esos objetivos se cumple. Estamos tan cerca de caer en un poder absoluto, ya que los legisladores se inclinan en las votaciones a favor del gobierno.

El costo económico tampoco es poca cosa: se trata de una factura millonaria que va endosada a los de siempre, a los mexicanos que pagamos impuestos. Estamos hablando de 131 mil pesos mensuales por senador y 79 mil pesos por diputado, sin contar aguinaldos, seguros, viáticos u otros conceptos.

En el sector obrero nos impusieron a varios, por ejemplo, a Napillo, quien le robó mil millones de pesos a sus propios trabajadores, y es señalado por extorsionar empresas y por organizar verdaderas luchas campales para robarse los contratos colectivos de trabajo o para desestabilizar a gobiernos en turno.

Así, con esos antecedentes, el expresidente López Obrador hizo a Napillo senador, y le validaron otro ticket para ser diputado. Cumplirá nueve años viviendo en la impunidad y cobrando por operar en contra de la clase trabajadora.

No olvidemos que impulsó, cabildeó y votó a favor de topar las utilidades a 90 días; que fue quien aprobó las vacaciones indignas, quitando días de salario compensatorio a la clase trabajadora; y, por supuesto, no dijo nada del robo de las Afores ni de los recursos de las subcuentas del Infonavit.

Por si fuera poco, Napillo ha sido señalado por ser uno de los diputados que más falta a las sesiones, nunca ha pisado una mina y tampoco acude a convivir con la base. Ni legislador, ni líder. Así, sólo un ejemplo de lo corrupto que está el sistema plurinominal.

La presidenta Claudia Sheinbaum está proponiendo desaparecer esta figura, cosa que también implica un peligro, ya que Morena podría tener prácticamente el control de todo y que en México existiera una sola voz. Ya metieron mano en la Corte y desaparecieron gran parte de los organismos autónomos, así que darles el poder absoluto nos llevaría a una dictadura.

¿Qué debemos hacer? Se deben poner candados para que únicamente puedan llegar a una curul los candidatos que tengan un historial meritocrático y que no tengan cuentas pendientes con la justicia. Por otra parte, que exista un verdadero sistema que vigile el actuar de los plurinominales, que les haga rendir cuentas frente a la ciudadanía, no frente a amigos y paleros.

También debe existir un sistema que, en automático, descuente los días de inasistencia.

No debemos perder el origen de los plurinominales: ser un equilibrio y erradicar el fantasma del absolutismo. Por otro lado, no debemos permitir que México siga validando legisladores vinculados a la corrupción, malos manejos y riqueza ilícita.

 

     @CarlosPavonC

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