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En Hilando Sones, el cineasta indígena Ismael Jndyè (nombre artístico de Ismael Vásquez Bernabé) teje con imágenes, sonidos y recuerdos una poderosa defensa de la memoria y la cultura de su pueblo: San Pedro Amuzgos, Oaxaca, también conocido como el “Pueblo de hilados”. 

Narrado completamente en lengua amuzga, el documental entrelaza tres historias  fundamentales: la de Zoila, madre del director; la de Donato, un legendario violinista del pueblo, y la de Lorenzo, su hijo y heredero musical.

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“Su música me fascinaba y siempre quería estar cerca de él cuando tocaba”, contó Ismael sobre Donato, en entrevista. “Creí que ahora, de adulto, sería muy bueno compartir toda esa maravilla que hacía su música en mi persona a jóvenes y niños que no lograron conocerlo”, agregó.

Financiado por National Geographic y el Festival de Cine de Sundance, Hilando Sones es también una declaración política y estética: un cine hecho desde adentro, que da voz a una comunidad que ha resistido al olvido con hilo, palabra y ritmo.

“La historia se narra desde debajo del telar de cintura, porque es el lugar donde muchos de nosotros crecimos. Ahí, nuestras madres tejedoras nos cuidaban mientras trabajaban, y ahí comenzamos a mirar el mundo”, explicó el director.

Tradición en sonido

También recupera cómo tras la muerte de Donato, muchos de los sones tradicionales desaparecieron. Fue su hijo Lorenzo quien, a partir de grabaciones halladas en la radio, comenzó a aprender la música por sí mismo y a revivir danzas olvidadas.

“Así sucede todo el tiempo en nuestras culturas”, dijo Ismael. “Hay crisis, sí, pero también  formas de revivir lo que se ha perdido. Hilando Sones intenta decir eso: que seguimos tejiendo”.

Más allá del retrato íntimo y la espléndida fotografía que captura la serenidad de la vida amuzga, plantea temas universales: identidad, religión, muerte, comunidad.

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“No queremos que se nos vea sólo como folclor o como piezas de museo. También somos personas pensantes, con capacidad de decidir, de negar cosas, de proponer. Nuestra lengua importa tanto como cualquier otra. Lo que se cuenta, permanece. Lo que no, desaparece”, sostuvo el cineasta.

El documental obtuvo Mención Honorífica en Hot Docs 2024 (Canadá), fue Selección Oficial del Festival Internacional de Cine de Guadalajara y de Morelia, del Festival Zanate, entre otros lugares.

Con funciones especiales en Ciudad de México, Oaxaca, San Pedro Amuzgos y Santa María de Ipalapa, Hilando Sones no sólo documenta una historia musical, sino que, como dice su director, “dialoga con el espectador desde nuestra mirada indígena, pero también toca temas que atraviesan a cualquier comunidad, sea o no indígena”.

Ismael sueña con un futuro donde haya más técnicos indígenas en el cine y donde las comunidades puedan narrarse a sí mismas: “Durante mucho tiempo nuestro conocimiento fue oral. Ahora, el documental nos permite grabar, archivar, revivir. Es nuestra nueva forma de resistir y de dejar testimonio”, finalizó.

Hilando Sones ya está disponible en salas de cine.

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