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La fama y el éxito son sinónimos de Verónica Castro, pero tras su paso por diferentes etapas de la televisión, el cine y el canto, aseguró que en la actualidad su mente se ha ocupado de reflexiones sobre su actualidad.

“Yo ya estoy en la tercera edad. Hay que decirlo. Y me di cuenta que nos tienen muy abandonadas a las personas, mayormente a nivel social. Los jóvenes en la calle no se detendrían a tratar de ayudar a una persona que ven que con dificultad puede andar y seguramente le contestaríamos que no necesitamos ayuda, pero es feo darse cuenta a qué punto llegamos”, contó en su clase magistral durante el Festival Internacional de Cine de Guanajuato (GIFF).

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Pero esto lo toma con tenacidad y dijo que si volviera a estar frente a la cámara, quisiera visibilizar estas situaciones: “Mostrar las dificultades de la sociedad por las que atravesamos sería una de las cosas que me gustaría abordar, que la producción tenga una para hacer consciencia”, y agregó que la comedia sería el formato predilecto.

La historia de Verónica

El recorrido por su carrera incluyó momentos incómodos, como sus primeras incursiones en el cine. Recordó que su debut incluyó escenas de semidesnudo que la hicieron sentir vulnerada. “Fue muy difícil. La verdad no me sentí cómoda, no me gustó. No me quería quitar la ropa y lloraba”.

A raíz de esas experiencias decidió alejarse del cine. Sobre su rol en Naná, compartió que había acordado no participar en escenas de contenido lésbico ni de desnudo, por lo que no le querían pagar al final; sin embargo, tuvo que hablar a la ANDA para que se resolviera el problema.

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También evocó el exigente ritmo de las telenovelas en su época, como Los Ricos También Lloran, donde no dimensionaba su fama hasta que salió del foro. “Grabábamos día, tarde, noche y cuando salimos, la gente gritaba ‘¡Mariana!’ y dije, pues sí, soy yo”.

Aquel éxito la llevó a ir al teatro junto con Rogelio Guerra a una obra que aunque llenó localidades, admite, no estaban a la altura: “Vendíamos todo, pasillos, escaleras, pero como actriz de teatro me daba vergüenza. Sentía que estaba robándole al público, era una obra fea”.

Reconocida

Orgullosa de su trayectoria y de haber sido pionera como productora de televisión, Verónica cerró con una reflexión sobre el fenómeno de la fama: “Fue duro darme cuenta que ya no me pertenecía. Salías a la calle y ya no eras tú”.

También contó que, desde luego, en su tiempo llegó a sufrir acosos por parte de directivos y aunque no reveló sus nombres dijo que siempre tuvo que “saber torear. Hacerme la tonta, la que no entendía lo que me decían. Siempre me funcionó y a la fecha no recuerdo a esas personas con disgusto, en realidad ya me da igual”, declaró.

Asimismo, Castro fue homenajeada en el Festival con la Medalla de Plata+Cine y La Musa como reconocimiento a su labor, junto a la productora Rosy Ocampo, quien dejó en claro que en su carrera lo más importante es: “hacer contenido con responsabilidad social, que transformé además”, según dijo.

Durante su participación, Verónica se mostró conmovida por los aplausos del público que la ovacionó y dedicó los galardones a todas las mujeres que participan en esta industria.

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