Con la finalidad de mejorar la calidad del agua en las cinco lagunas que se han formado en el Lago de Guadalupe, en Cuautitlán Izcalli, Estado de México, se puso en marcha un proyecto de tratamiento biológico especializado, a través de la Dirección de Medio Ambiente y Sustentabilidad en el municipio.
La dependencia señaló que estos cuerpos artificiales, creados sin regulación, generan gases tóxicos y corrosivos que representan un grave riesgo para la salud pública, debido al depósito ilegal que realizan cientos de camiones cargados con cascajo, lo cual representa un riesgo ambiental.
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El Gobierno municipal denunció que las acumulaciones contienen descargas domésticas sin tratar y lodos en avanzado estado de degradación.
Ante esta situación, la Dirección de Medio Ambiente y Sustentabilidad del municipio aplicó un tratamiento biológico especializado para eliminar los contaminantes y sanear el corredor polinizador. La Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa) lo clausuró en abril pasado por daños ecológicos.
Lily Chávez Campuzano, titular de la dependencia local, destacó en conferencia de prensa que, posteriormente, implementaron el uso de un producto llamado PRO DB, que diluyeron en una cisterna de 10 mil litros y aplicaron por goteo y gravedad en las lagunas como dosis de impacto. Además, el personal retiró gradualmente plantas flotantes como lentejilla y lirio acuático, cuya proliferación evidenciaba el alto deterioro ambiental.
SANEAN A CADA LAGUNA
Con el objetivo de mejorar las condiciones del agua, “se instalaron cinco aireadores solares -uno en cada laguna- con el objetivo de mantener niveles mínimos de oxigenación y frenar el daño ecológico”, detalló la funcionaria.
Sin embargo, hasta el momento no se ha informado si ha habido resultados medibles ni qué seguimiento se realizará.
Las autoridades municipales han declarado que dichas lagunas fueron construidas sin respaldo técnico ni autorización oficial, pero el Gobierno local señaló que la zona está protegida y que cualquier intervención no autorizada puede tener consecuencias negativas. Por su parte, colectivos ambientales consideran que los daños acumulados reflejan una falta de vigilancia y acciones correctivas oportunas, lo que agrava el deterioro del ecosistema en el Lago de Guadalupe.