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La pandemia de Covid-19 dejó grandes lecciones al mundo y a México. Una de ellas es que el derecho a la salud no puede estar limitado por la distancia, la edad o la condición física.

Durante mucho tiempo, en nuestro país, millones de personas adultas mayores o con discapacidad no podían acceder fácilmente a servicios médicos. Predominaba un sistema que no estaba diseñado para llegar hasta ellas. Sin embargo, con el arribo de la Cuarta Transformación, esa situación empezó a cambiar, de tal suerte que ahora el programa Salud Casa por Casa comienza a perfilarse como una historia de éxito en materia de bienestar y justicia social.

Gracias a dicha estrategia, impulsada por la presidenta Claudia Sheinbaum, hoy más de 2 millones 200 mil consultas médicas han llegado directamente hasta las puertas de los hogares en todo el país. Todo esto sin intermediarios, sin filas ni trámites excluyentes.

Ahora hay atención médica digna, profesional y con calidez justo donde más se necesita: en casa, en el lugar en el que viven las personas más vulnerables, como las personas adultas mayores y las personas con discapacidad.

Este esfuerzo forma parte de una transformación profunda del sistema público de salud. Venimos de décadas de abandono, simulación y privatización disfrazada. La atención médica, durante el periodo neoliberal, fue más un privilegio que un derecho.

Sin embargo, estamos viviendo una reconstrucción institucional seria y decidida, que va desde el equipamiento de nuevas clínicas hasta la contratación de más personal médico, el abastecimiento de medicamentos y, sobre todo, la recuperación de una mística de servicio al pueblo.

El programa Salud Casa por Casa representa la nueva cara de este esfuerzo. Decenas de médicas y médicos recorren el país para abrir expedientes clínicos, dar seguimiento, prevenir y detectar enfermedades a tiempo. También se trata de brindar acompañamiento humano, porque para muchas personas la visita de un enfermero o una enfermera no sólo significa atención médica, sino también atención, compañía y empatía.

A la fecha, ya se cumplió cerca de 70 por ciento de la fase diagnóstica del programa y se complementa con el Censo del Bienestar, que ya ha visitado a más de 10 millones de personas, con la meta clara de llegar a casi 14 millones. Lo más valioso del programa es que, al mismo tiempo que se atiende la urgencia, se avanza hacia la integración de un sistema de salud robusto, universal y gratuito.

Hoy podemos decir que la salud en México ya no se espera, sino que ahora toca a la puerta y lo hace con humanismo, con dignidad, con voluntad de Estado. Porque cuando el derecho a la salud deja de ser promesa y se vuelve realidad, la transformación avanza y el país respira.

 

ricardomonreala@yahoo.com.mx

X: @RicardoMonrealA

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